¿A dónde irán los besos?

Estamos en ese comprometido momento de asumir y aceptar que, cuando acabe, vendrá la parte más complicada

Yolanda Vallejo

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A estas alturas, ya hemos pasado la frontera. No, no la de la curva, ni la del pico, ni la del hoyo, ni la del socavón; me refiero a la frontera de los 21 días que, según los expertos –yo me fío ya de cualquier ... experto– son necesarios para acostumbrarse a una nueva circunstancia y para desembarazarse de cualquier hábito o adicción. Los hábitos, dicen quienes saben, se producen porque el cerebro siempre busca un modo de ahorrar energía y por eso tiende, irremediablemente, a convertir cualquier situación en rutina. Maxwell Marltz, un cirujano experto en cambiar narices, fue el primero en darse cuenta de que sus pacientes tardaban esos 21 días en olvidar sus patrones mentales y en asentar una nueva conducta. Al cambiar la imagen que uno tiene de sí mismo –decía– seguramente cambiarán los hábitos.

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