Opinión

Deja que te cuente

Contar las cosas, en el sentido más literal del término y sin entrar en obsesiones patológicas, parece que nos tranquiliza

Una farmacéutica, con mascarilla. EFE
Yolanda Vallejo

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Se llama Aritmomanía, pero es la costumbre maniática que tenemos por cuantificarlo todo. Poner cifras a las letras es algo que nos viene de antiguo, -solo tiene que leer la Torá, o la Biblia, o el Corán, o La Odisea- quizá del pensamiento mágico por ... el que se regían las personas antes de que se desarrollara la estadística como ciencia. Ya sabe aquello que se decía que dijo Stalin «un muerto es una tragedia; un millón de muertos es una estadística». Contar las cosas, en el sentido más literal del término y sin entrar en obsesiones patológicas, parece que nos tranquiliza, y resulta muy curioso que, basando nuestro sistema de comunicación en la palabra, necesitemos los números para apoyar nuestras ideas y para ordenar nuestro mundo.

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