Caleeeeetaaaaaaa

«La cosa va de la poca autocrítica que existe en esta ciudad, tan beligerantes para la paja en el ojo ajeno y tan complacientes para la viga que se nos cae encima»

Yolanda Vallejo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No le descubro nada nuevo si le digo –si le vuelvo a decir- que no me gustan las banderas. Seguramente porque me pasa lo mismo que a Norman Mailer, que las banderas me hacen sentir incómoda, o que, por mucho que lo intente, no veo ... más allá de un trozo de tela donde otros ven cosas que yo nunca creería, tan respetables, eso sí, como rayos-C brillando en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser, por poner un ejemplo. Donde otros ven patrias, ideas, luchas, logros, yo solo veo «adornos y reclamos para hoteles y embarcaciones», que decía Rosa Regás. Ni me emocionan, ni mucho menos me representan, así que nunca he tenido el más mínimo apego por nada que vaya colgado de un mástil, más allá de las epifanías deportivas o del festival de Eurovisión que, dicho sea de paso, me sigue fascinando.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación