HOJA ROJA

El atardecer de Cádiz

Ayer cumplió años el verso suelto de mi casa, mi hijo chico ...

Yolanda Vallejo

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Ayer cumplió años el verso suelto de mi casa, mi hijo chico, el que nació con LA VOZ DE CÁDIZ, y el que cada año me demuestra que no fue un sueño todo aquello que vivimos a comienzos del siglo XXI, cuando esta ciudad era ... una lista de cosas por hacer. Recién estrenado el soterramiento de las vías del tren, esperábamos como quien espera el alba, la inauguración del nuevo puente, la celebración del Bicentenario –no, no diga lo de la lluvia de millones, por favor; ya no–, la construcción del nuevo hospital, la Ciudad de la Justicia, la terminal de autobuses, el tranvía, el faro de Alejandría… Echo la vista atrás, y aunque cuesta creerlo, no fue un sueño, éramos así. «Me creía el rey del mundo», cantaba Dani Martín en ese himno de adolescente que se me ha metido en la cabeza porque me recuerda que mi hijo chico, el verso suelto de mi casa, cumplió ayer «Dieciséis añitos» en mitad de una pandemia y de una crisis mundial de las que algún día se estudiarán en los libros de historia. Porque aunque diga el bolero que la distancia es el olvido, yo tampoco concibo esa razón para tener conciencia de lo que pudo haber sido y no fue. Mientras mi Pablo se hace grande, nuestra ciudad se ha ido haciendo pequeña, aún más pequeña de lo que sale en los mapas de la memoria, donde el sol siempre es amarillo.

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