El asombro

Tenemos un voto de confianza tan perpetuo en el futuro que somos incapaces de mirar al presente y muchísimo menos al pasado

Yolanda Vallejo

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En este mundo traidor, como decía Campoamor, nada es verdad ni es mentira. Ya ni siquiera es, para que vamos a engañarnos, del cristal con que se mira, porque llevamos siempre las gafas empañadas –se lo dije, lo de las mascarillas nos ha convertido en ... los monos de la mitología china, ni vemos, ni oímos ni hablamos sin pegar gritos- o mal graduadas. Así que nos vamos conformando con la realidad distorsionada de cada día; por la mañana el héroe es villano, por la tarde ambos son hermanitas de la Cruz, y por la noche, todos los gatos son pardos. En un mismo día podemos ser la ciudad más sucia de Occidente, la más vandálica y, a la vez, la más valorada por el turismo -algún día tendré que preguntarle a la empresa Holidú por qué el número de heladerías es un indicador de tanta relevancia en sus rankings-, la más responsable en las medidas anticovid y la más irresponsable en su gobierno. En fin, que somos un poliedro con tantas caras como cruces se van añadiendo en nuestro «debe».

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