HOJA ROJA

Allegados

A Salvador Illa se le nota que tiene formación filosófica en que nos pone a pensar cada que vez que hace una comparecencia

Yolanda Vallejo

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A Salvador Illa se le nota que tiene formación filosófica en que nos pone a pensar cada que vez que hace una comparecencia. Es lo bueno –casi lo único bueno– que tiene todo esto de la pandemia. Cuando el ministro habla es capaz de abrir ... un debate nacional no en torno a la gestión de la crisis sanitaria, sino en torno a aquello que decía Juan Ramón Jiménez, ya sabe, lo de la inteligencia y el nombre exacto de las cosas. Nos pasó con la desescalada y todas sus fases –aunque dimos entonces la batalla por perdida– , y nos ha vuelto a pasar esta semana; porque una palabra suya no basta para sanarnos, pero sí para entretener los ánimos, y de qué manera. Primero dijo el ministro que no era necesario definir el término «allegado» porque todo el mundo sabía lo que significaba la palabra «allegado», muy largo lo estaba fiando; lo que no sabía el ministro es que, en este país, todos somos lingüistas, expertos en polisemia, y, sobre todo, herederos del Lazarillo y del Buscón, y tampoco sabía que por las grietas del diccionario se cuelan los cuñados, los vecinos y hasta los miembros del club de fans de la Pantoja –esos que le pagan las bragas, los jamones y las hipotecas de Cantora.

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