Opinión

¡Y llegaron los romanos!

Mi tía Pepa era especial

Antonio Ares

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Mi tía Pepa era especial. A su cariñosa y dulce sonrisa festoneada había que añadir su tremenda bondad, su amor por sus sobrinos y sus dotes culinarias. Ella, para anestesiar el hambre entre comidas, siempre llevaba un trozo de pan en el bolsillo de su ... florido delantal. Su puchero era único y su sopa de tomate daba orgullo a la hierbabuena. De la antigua calle Consolación al Cine Caleta sólo había un trecho . Él que ella recorría en verano para llevarme la cena entre películas. Un trozo de pan, algo de queso, un huevo duro y un buen racimo de uvas.

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