OPINIÓN
Vivir del fracaso
Los políticos españoles han optado por rebajar la ratio correspondiente al número de alumnos por aula, en lugar de invertir en mejores profesores
García Tejerina se limitó a decir lo que los informes dicen. Ni más ni menos. Quien se pica, ajos come. La reina de las marismas del sur se sintió dolida como madre y guía de los andaluces. Se sintió insultada en lo más profundo de ... su demagógico cerebro. Hay convocadas elecciones y es preciso usar estrategias para conseguir el poder político apelando a los prejuicios, las emociones y el miedo. A la misma altura que la presidenta ha estado el candidato a la Presidencia. Dos mediocres en apuros, que aspiran a gobernarnos y lo que es peor, a decidir qué hacer con nuestro dinero.
El «protocolario» aspirante, reducto del «sorayismo», también se sintió ofendido. Precisamente esa facción del PP no es conocida por su valentía a la hora de tomar decisiones políticas. A título de ejemplo, la aplicación del artículo 0,000155. Y como experto en protocolo y poner distancias con las verdades expuestas por la exministra, manifestó que «los niños y los profesores andaluces son de diez». Hay que reconocer que el protocolo y el «queda bien», no se le dan nada mal. Sin salirse del guion de lo políticamente correcto, dentro de la ortodoxia protocolaria, como buen político español, obvió la verdad una vez más. Y eso que comienza a abrirse paso el dicho de que la corrección política es una forma de censura.
Lo sabía, pero ahora lo corroboro. La intención de implantar las reválidas a modo de examen de Estado, fue lo primero que la izquierda española exigió retirar de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce). La progresía española ha creado un monstruo llamado «igualitarismo» y eso se antepone a cualquier otra consideración de desarrollo social, competitividad, eficacia y eficiencia, que son los conceptos a los que aspiran las sociedades desarrolladas y modernas. Pues bien, a falta de reválidas, hemos de utilizar para el análisis los informes PISA y el TIMMS. Ya que la “selectividad” tampoco nos sirve, como fuente de análisis a nivel nacional, en cuanto que la redacción de los exámenes corresponde a las distintas CC.AA.
Lo que dice el informe PISA de manera sintética es «el curso y medio de adelanto que llevan los niños castellanos-leoneses de media a los andaluces». Lo que transmite es una realidad indubitada, conformadora de la desigualdad entre comunidades. De ahí que mor del Estado autonómico, no sea posible hablar del «sistema educativo español». Castilla y León junto a Finlandia, mientras que Andalucía en la cola, muy por debajo de la media de la de los países de la OCDE. Son datos. Sin duda, objeto de interpretación, pero cuando la distancia en puntuaciones es tanta, la validez de los mismos se torna incuestionable.
Andreas Schleicher es el responsable educativo de la OCDE y creador del informe PISA. Alega por un cambio en profundidad de la legislación educativa. La necesidad de reformas tendentes a la de los países más desarrollados de nuestro entorno, se torna en necesidad imperiosa. Algo así, como cuando desde la OCDE se exigió al Gobierno español, impulsar las reformas laborales y que ahora el frente popular de la izquierda más retrógrada y conservadora, pretende revertir al estado de cosas anterior y por lo tanto contrario a las recomendaciones de la OCDE. La economía española del futuro requiere de un sistema educativo presente de vanguardia. España, invierte una gran cantidad de recursos económicos en educación. Los docentes españoles están bien pagados a juicio de la OCDE, pero su trabajo no es atractivo desde la perspectiva intelectual. Por lo tanto, no se trata de poner más dinero, se trata de hacer más eficaz, eficiente y productivo el esfuerzo inversor.
Los políticos españoles han optado por rebajar la ratio correspondiente al número de alumnos por aula, en lugar de invertir en mejores profesores. Sin buenos profesores, de nada sirven pocos niños en las aulas. Además, el horario de los docentes está infrautilizado, sobre todo porque una parte del mismo, debiera ser empleado en la atención individualizada de los alumnos, sobre todo de los alumnos que más lo necesiten. Algo así como ocurre en Japón, en palabras de la OCDE.
El régimen socialista andaluz ha gobernado Andalucía más de 40 años. Pasamos del régimen de la dictadura a otro régimen clientelar con finalidades igualitarias incapaz de romper el bucle de subdesarrollo, renta per cápita por debajo del 75% de la media y corrupción.
Los niños andaluces, de filiación «susanática», porque ella es Andalucía y los niños son sus hijos. Hemos hablado de educación y en consecuencia de formación. Decía Javier Guerrero que la corrupción de los ERE era una miaja si la comparaba con la de la formación. Ahora también la de Faffe. Porque no se nos olvide su significado: Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo. Todo parece indicar que Andalucía y la formación como conceptos genéricos están reñidos. Barracones en lugar de instalaciones modélicas. Orgías en puticlubs en lugar de en formación. Generalizado el horario de las clases por las mañanas en centros públicos, en contra de las recomendaciones cuya finalidad es una buena enseñanza. Priman más las exigencias sindicales que las educativas. Mientras que en la escuela concertada y privada la jornada partida sigue siendo la norma. Esto es lo que hay y parece que por mucho tiempo. Los cuatro aspirantes a habitar San Telmo tienen un bagaje intelectual promedio andaluz del indicado por PISA. Por eso Andalucía vuelve a ser Región Objetivo 1 de la UE. Lo peor entre lo peor. Sólo viviendo del fracaso en la educación, se mantiene un régimen como el que nos acompaña desde época inmemorial.
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