Montiel de Arnáiz - ARTÍCULO

En cal viva

La fallida investidura de Pedro Sánchez ha dejado enterrada en cal viva la esperanza de que se formara un nuevo gobierno

ENRIQUE MONTIEL DE ARNÁIZ

La fallida investidura de Pedro Sánchez ha dejado enterrada en cal viva la esperanza de que se formara un nuevo gobierno. El inmovilismo de las fuerzas políticas, excesivamente tacticistas, permite dos meses de prórroga hasta que se convoquen otras elecciones. Entre los líderes emergentes, Albert Rivera fue el mejor de los oradores en el hemiciclo, como acostumbra, mientras que Pablo Iglesias continuó dictando lecciones de ‘marketing’ político para ‘dummies’, la nueva asignatura que deben estar ultimando en la Complutense. Pablo Manuel, como le gusta llamarle a César Luena, ofreció un simbólico ósculo buscador de portadas a Domenech y el independentismo catalán y desgranó ayer su mejor monólogo del Club de la Comedia. Tras celestinear un romance latente entre la popular (del Partido Popular) Andrea Levy y el diputado de Podemos Miguel Vila, a los que ofreció su despacho, acabó diciéndole a Pedro Sánchez que sólo quedaban ellos dos y el amor.

No creo a Pablo Manuel Iglesias Turrión. Desde el planteamiento a PS de un hipotético gobierno con él de vicepresidente hasta la clasificación de Otegi como un hombre de paz, pasando por el episodio de Felipe González y la cal viva en clara alusión a los asesinatos de los GAL, el líder de Podemos ha buscado torpedear cualquier atisbo de futurible acuerdo con los socialistas, a los que desea cribar. Su estrategia del gobierno progresista de izquierdas es un montaje teatral, como se colige de sus intervenciones en el Congreso de los Diputados. Sabedor de que con el PSOE no llega ni de aquí a la esquina, zahiere sin cesar a Sánchez Castejón y los suyos como aquel que experimenta con gaseosa. Seguramente disimule ante la ciudadanía pero lo que Pablo Iglesias desea ardientemente son unas nuevas elecciones en las que consiga superar en escaños al PSOE, convirtiéndose en la principal potencia sexual de izquierdas, posiblemente tras una candidatura unitaria con IU y las confluencias.

No sería descartable que Felipe VI planteara al romántico Iglesias, líder de la tercera fuerza política nacional, que formara gobierno de aquí a mayo. Tras rechazar Rajoy el primer ofrecimiento del Rey, quizás tengamos que ver qué dirá el equilibrista sin red de Podemos, este impertinente provocador de la cal viva que es Pablemos.

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