El Apunte
Víctimas de una guerra
El recrudecimiento de la batalla contra el narco debe continuar pese a desgarros como el de ayer
Hace ahora un año que la guerra contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar se recrudeció de forma definitiva. El nuevo y mayor esfuerzo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, sostenido en el tiempo, empezó a ser evidente y notable, palpable, ... indiscutible. Tan es así que la presión sobre los clanes y las organizaciones ha provocado tensiones internas, problemas de abastecimiento al eslabón más débil de la cadena delictiva e incluso la aparición de mafias internacionales que se creen más capacitadas para luchar contra el Estado de Derecho. Esa verdad no cambia la dureza y dificultad de la tarea. Ayer pudo comprobarse con la pérdida de una vida, la de Fermín Cabezas, un agente de la Guardia Civil de 45 años que deja viuda e hija. Perseguía a un vehículo que se había dado a la fuga en un control antidroga de los que se han multiplicado. Este durísimo golpe demuestra que la lucha es constante pero, también, que el camino es largo, que aún queda mucho dolor que pasar. La media es de dos detenciones al día desde saltaran las alarmas, allá por los primeros días de 2018, desde que las agresiones a funcionarios policiales (en forma de atropellos, por ejemplo) se hicieron habituales, o desde el asalto a un hospital de varios delincuentes para rescatar a otro herido. Se trata de un pulso a la sociedad, a la democracia, de un intento de imponer la impunidad de los delincuentes ante el temor de la –inmensamente mayoritaria– población decente de la comarca. Las actuaciones de la Guardia Civil y de la Policía contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar son diarias y complejas, como quedó demostrado ayer.
Pero aunque hoy cueste pensarlo y el precio sea demasiado alto, es de justicia declarar que los clanes de la droga que campaban a sus anchas hasta ahora entre La Línea de la Concepción, Algeciras, Los Barrios y Gibraltar encuentran mucha más resistencia diaria, tenaz. Era el territorio comanche de las redes del narcotráfico pero cada vez hay más resistencia, policial y social. Han tenido que darse apedreamientos a vehículos de la Guardia Civil, el accidente mortal de un niño en Getares, incluso el trágico episodio de ayer pero ya nadie ve el fenómeno del narcotráfico como una inocente fórmula de supervivencia sin alternativas decentes. El Ministerio de Interior ha empezado a poner los medios para frenar la actividad de los narcos pero siempre serán insuficientes. Está obligado, pese a los progresos y a desgarros como el de ayer, a atender esta realidad, a escuchar a los ciudadanos que quieren vivir en paz, a sostener y reforzar esta nueva situación de aumento de los efectivos.