OPINIÓN

Vaya valla

El éxodo a través del mar no es cosa exclusiva del 'Mare Nostrum'

Un agente vigila a un grupo de inmigrantes, encaramados a la doble valla metálica LA VOZ

Ceuta, Melilla, Lampedusa y Samos, representan el cielo visto desde África y Cercano Oriente. Ese cielo se ha construido sobre la base de principios cristianos. Esos que tanto molestan a la progresía de este país. Representan los cimientos originarios de la civilización occidental. Han posibilitado ... la creación del mejor lugar para la vida. La canciller alemana, Angela Merkel, criticó en su día la falta de referencias a las raíces cristianas de Europa en el preámbulo de la Constitución europea. Amén de referirse a la Ley Fundamental de Bonn, que hace referencia a «la responsabilidad ante Dios y ante los hombres». Referencias explícitamente recogidas de igual forma en la Constitución de EE UU. Negar esa relación es absurdo. Olvidarlo, un gran error. Cuando la Iglesia se implanta en los primeros años de la época republicana del imperio romano, apareció una Europa cristiana en su pensamiento, instituciones y cultura. Fue el emperador Constantino en el siglo IV, quien puso las bases de lo que posteriormente sería las «res-publica christiana», donde el cristianismo y la cultura se entrelazaron íntimamente, cimentando el «régimen de cristiandad». El Mediterráneo separó dos mundos. Cada día, la separación se hace más palpable.

El éxodo a través del mar no es cosa exclusiva del 'Mare Nostrum'. Originariamente, fue cosa de Moisés, ordenando a las aguas del Mar Rojo que abrieran paso a su pueblo para salir de Egipto. Comenzaban así las migraciones. Entonces se publicó en las Sagradas Escrituras, hoy se publican en la prensa diaria. La complejidad del problema migratorio es una evidencia. Tanto que ha terminado por desestabilizar el proyecto europeo: el cielo, nuestro cielo. Nuestra forma de ser, la de vivir, la del lugar que impide reproducir posiciones que vulneren la dignidad de la persona o defiendan que hombres y mujeres tienen diferentes posibilidades de desarrollo. El Mediterráneo, es testigo mudo de dos mundos construidos sobre la base de valores y principios distintos. Y creo, no sólo que es legítimo defender nuestra forma de vivir, sino que su defensa es una cuestión de sentido común.

Ceuta, Melilla, Lampedusa y Samos no se ubican geográficamente en territorio europeo continental, pero son tan Europa como París, Berlín o Madrid. Precisamente por sus especiales ubicaciones, tienen un factor de vulnerabilidad con las migraciones, que presumiblemente son incomprendidas en los territorios más septentrionales de Europa. Desde Bruselas se ideó el sistema Frontex. Las fronteras exteriores de Europa han visto un aumento sin precedentes del número de refugiados y migrantes que desean entrar en la UE. Los países con fronteras exteriores son responsables exclusivos de su control. Sin embargo, a la hora de coordinar la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas una operación conjunta, depende de los países de la UE, para que aporten policías de fronteras, buques, aeronaves y otros recursos. La Agencia reembolsa los costes del despliegue. Pero, al final, el problema lo tiene cada país. Ceuta lo tuvo anteayer y en consecuencia lo tiene España. Existe un peligro cierto que la frontera se convierta en un coladero. Es un gravísimo problema de Estado y como tal debe debatirse en el Congreso y el Presidente del Gobierno debiera dar muchas explicaciones. No la Ministra Calvo, como en el caso del Open Arms días atrás.

La Guardia Civil, cuerpo de seguridad del Estado, encargado de la vigilancia y defensa de la frontera española en la Ciudad de Ceuta, ha sido, es y parece ser, será dejado a su suerte en el cumplimiento de su deber se servir a España. Lo ocurrido viene a demostrar indubitadamente que la guardia civil de fronteras, ni cuenta con medios suficientes, ni dispone de protocolos adecuados en las especiales circunstancias que acontecen cuando se arrasa la zona fronteriza de Benzú. 200 inmigrantes se abalanzaron sobre la valla destrozándola, cuando otros ocho se encontraban encaramados sobre la misma. 155 conseguían entrar. Me planteo un dilema que me hace reflexionar. Los que fueron rescatados el otro día en el mar por el buque 'Bilbao', eran los escogidos de entre 800.000, que se encuentran en las costas libias y que se diferencian del resto por su capacidad adquisitiva, que les permite pagar a las mafias de tratas de personas, el 'pasaje'. En Ceuta, sólo los más fuertes y capacitados, son los que emprenden avasallar la valla. La aplicación de la teoría de la evolución biológica de Darwin por selección natural, hace que los más fuertes, los más capacitados, entren en Europa. ¿Y los menos capacitados, los menos fuertes, los que disponen de menos medios… Están abocados a la nada? La progresía demagoga de gran corazón, por eso de su situación a la izquierda, tiene un problema de justificación. España tiene el derecho como país de defender sus fronteras. Pero, también tiene la obligación como país miembro de la UE. La impermeabilidad de las fronteras es difícil pero posible. Y el instrumento jurídico ya lo negoció Felipe González cuando se firmó el Acuerdo entre el Reino de España y el Reino de Marruecos, relativo a la circulación de personas, el tránsito y la readmisión de extranjeros entrados ilegalmente, firmado en Madrid el 13 de febrero de 1992. Dice su artículo 1 que «las autoridades fronterizas del Estado requerido readmitirán en su territorio, a petición formal de las autoridades fronterizas del Estado requirente, a los nacionales de países terceros que hubieren entrado ilegalmente en el territorio de este último procedente del Estado requerido».

«Dura lex, sed lex».

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