El Apunte

El Vaporcito, todo un símbolo de El Puerto

El viejo barco representa a la perfección lo que vive el municipio portuense desde hace años, un abandono del que nadie parece capaz de rescatarlo

LA VOZ

Lo peor que tiene El Puerto de Santa María son, sin duda, sus políticos. El municipio gaditano tiene absolutamente todo para ser el gran referente de la Bahía gaditana en cuanto a desarrollo económico, social, turístico, industrial... por encima incluso de la propia capital gaditana, muy limitada por su geografía y su falta de espacio.

Sin embargo, desde hace años, décadas ya, El Puerto viene padeciendo la mediocridad de sus dirigentes públicos, que lo han sumido en el abandono y han frenado –ojalá no para siempre– su crecimiento. Desde la larga etapa de Hernán Díaz –imputado por numerosos casos de corrupción– a Enrique Moresco –colocado por el PP ahora en Diputación– El Puerto viene padeciendo un estancamiento y un abandono insultante para sus vecinos. El sucesor de Moresco, Alfonso Candón, apenas tuvo tiempo de hacer nada, aunque tampoco apuntaba maneras para ser quien sacara a su pueblo del letargo en el que vive. El actual regidor, el socialista De la Encina, ha dejado pasar más de un año ya sin que su gestión haya brillado en absoluto. Por eso el Vaporcito representa a la perfección el momento que vive el lugar que le dio su apellido. Desde que hace cinco años se fuera a pique en el muelle de Cádiz permanece abandonado sin que nadie sea capaz de encontrar una solución para él.

Bien haría el alcalde portuense en tomar este asunto como una de sus prioridades: bien para volverlo a poner en el agua, bien para convertirlo en museo o bien para cualquier otra actividad, el Vaporcito debe ser resucitado. Sin duda sería todo un símbolo que todos los portuenses acogerían con agrado.

Y no debe ser tan complicado, por más que unos y otros se empeñen en decir lo contrario. Como casi todo en la vida política, es una cuestión económica. Por tanto se trata de darle más o menos prioridad. Y desde luego lanzar el mensaje de que el Adriano III vuelve a estar vivo sin duda elevaría el ánimo de todos los portuenses y de los gaditanos en general.

De la Encina tiene ante sí una gran oportunidad. Si no la aprovecha demostrará la misma mediocridad que sus antecesores.

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