LA VOZ - El Apunte
El último primero de mayo
La crisis de credibilidad de los sindicatos hunde una fecha que fuera esencial
Siempre fue una fecha histórica, simbólica y cargada de sentimientos. Pero nunca conviene engañarse. La mayoría de los ciudadanos piensa que ha caído en la indiferencia, que la participación, la atención y la repercusión bajan cada año respecto al anterior. Es llamativo que esta situación llegue cuando, el pasado año, el 1 de mayo de 2017, se celebraban los primeros 40 años de sindicatos democráticos en España. Como a tantas personas, al movimiento sindical le ha llegado una crisis galopante con esa edad crítica. Tiene mucha menos fuerza que entonces, ha perdido crédito y ejemplaridad, aparece dividido y cada día con menos afiliados. De hecho, este año también, por tercera edición consecutiva, en Cádiz hay dos convocatorias distintas. Una, la realizada por los dos mayoritarios, Comisiones Obreras y UGT, que transcurrirá por la avenida principal de la ciudad. La segunda, convocada por los minoritarios, como Autonomía Obrera, CTA, CGT, SAT o Ustea, irá desde San Severiano hasta el Cerro del Moro. Para añadir discrepancias, una central con gran seguimiento como CSIF no se suma a ninguna de las dos.
Ahora que los números dicen que la situación del mercado laboral español es algo mejor se antoja más necesaria que nunca la existencia de unos sindicatos de trabajadores fuertes, unidos, que luchen de verdad por más y mejor empleo. Especialmente en una tierra como Cádiz. Pero la realidad es bien distinta. En el caso de los mayoritarios, sobre todo la Unión General de Trabajadores, la desconfianza hacia ellos es máxima. No en vano, en los últimos años se han visto salpicados por casos de corrupción . Y lo que resulta aún más sorprendente, han aplicado a sus propios trabajadores la reforma laboral aprobada por el Gobierno pese a haberla criticado con dureza y haber convocado hasta dos huelgas generales para exigir su eliminación.
Pero vivimos años de convulsión política y no sólo en Cataluña, no sólo territorial. Es una fractura protagonizada fundamentalmente por los populismos que encarna Podemos, que se han apropiado del discurso que tradicionalmente defendían los sindicatos. Se han quedado sin público y sin espacio. Así pues, hoy se espera que sean pocos los que decidan acudir a las manifestaciones y muchos los que opten por tomarse el día como un festivo más y aprovechar para ir a la playa o a cualquier otra actividad de ocio.