OPINIÓN

La última promesa

Aunque sea por interés electoral, el plan de la plaza de Sevilla necesita arrancar de una vez

Lleva, técnicamente, un cuarto de siglo sin arrancar. Primero, ralentizado, finalmente, empantanado. La primera documentación, la firma del convenio, data de 1994, nada menos. Sin embargo, apenas un lustro después, antes de acabar el siglo XX, ya se vio que no tenía visos de prosperar. ... Abandonado y castigado pese a ser el proyecto de reordenación urbanística más importante de la capital gaditana. Era el plan de la plaza de Sevilla. Un cuarto de siglo sin avanzar más que centímetros, siempre un futurible que, por una u otra razón no llegaba nunca a ejecutarse. Inmóvil llevaba durante años esta idea de adaptación y mejora de esos pocos kilómetros cuadrados llamados a ser el punto dinamizador y de gran actividad comercial y turística de la ciudad. Pero esta relevancia, tan necesitada –como modelo y también como reclamo–, no terminaba de salir del cajón. El clima político de enfrentamiento hasta 2015 y el bloqueo del Gobierno municipal posterior no eran los mejores aliados para que la Plaza de Sevilla empiece a ser, finalmente, ese gran recibidor que merece una capital de provincia como la gaditana. Ha tenido que ser una campaña electoral la que recupere algo de impulso y esperanza. Adif, ahora en manos del Gobierno de Pedro Sánchez, ha girado la llave necesaria y ya hay pacto con Junta y Ayuntamiento.

Las administraciones de las que dependía no acababan de ponerse de acuerdo y es el furor electoral por poner obras y proyectos en forma el que ha ejercido el prodigio aún por confirmar. Ahora tendrán luz verde las modificaciones necesarias en el segundo convenido, el de 2008, entre el Ministerio de Fomento (entonces dirigido por la socialista Magdalena Álvarez); la Junta de Andalucía, la Administración de Infraestructuras Ferrovarias (Adif), y el Ayuntamiento de Cádiz, liderado en esas fechas por Teófila Martínez.

En ese acuerdo se establecieron una serie de obligaciones y compromisos por parte de cada uno de ellos que nunca han llegado a cumplirse de forma suficiente. Y, de momento, parece que la falta de empeño sólo ha sido superada por la necesidad de ganar votos, de quedar bien. Esperemos que con obras, más que con promesas. La comisión técnica que se puso en marcha para impulsar este proyecto no avanzaba desde el año 2015.

La ordenación de una esencial carretera industrial, un hotel, un mercado gastronómico, nuevas zonas verdes, aparcamientos o una posible nueva Comisaría siguen esperando en este espacio. Nada menos.

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