El Apunte - OPINIÓN
La última ocurrencia de la justicia
En el nuevo salto a los almacenes de Tabacalera tampoco se ha contado con nadie
Del largo listado de incumplimientos de la Junta en Cádiz, es uno de los más sangrantes. Es mucho decir en un apartado en el que están hospitales enteros, residencias hoteleras a pie de playa, tranvías, históricos centros educativos... Sin embargo, el proyecto de la Ciudad de la Justicia es uno de los mayores despropósitos de cuantos planes ha presentado la Junta de Andalucía en los últimos años. El proyecto desembalado hace una década por el gobierno andaluz pretendía unificar todos los juzgados de la capital, que actualmente se encuentran dispersos entre la Audiencia Provincial en la Cuesta de las Calesas, los de San José y los del estadio Carranza, entre otras dependencias.
El solar inicialmente elegido para ello era el ubicado entre las calles Brunete y Tolosa Latour, que lleva años abandonado. Aquello debía servir para dinamizar esa zona de San Severiano junto al nuevo pabellón Portillo, también fallido.
Con el paso de los años, esta manzana de Extramuros se ha convertido en uno de los grandes despropósitos urbanísticos y administrativos de la ciudad, tanto por parte de la Junta como por parte del Ayuntamiento –del Partido Popular, primero, y de Podemos en la actualidad–. Ni la Ciudad de la Justicia ni el Pabellón Portillo van a convertirse en realidad a medio plazo y los vecinos de la zona conviven cada día con dos enormes solares abandonados que simbolizan a la perfección la realidad de Cádiz hoy día.
Durante todo este tiempo de espera, se han sucedido las ocurrencias. Por ejemplo, el delegado de la Junta en Cádiz, Fernando López Gil, se tomó como un «reto personal» llevarse la Ciudad de la Justicia a los terrenos baldíos de Altadis, en la Zona Franca. Lo hizo sin encomendarse a nadie, casi sin consultar y menos aún negociar.
Del mismo modo, con la misma varita incapaz de producir prodigio alguno, la visita de Susana Díaz el pasado 1 de febrero a Cádiz sirvió para que la Junta descubriese, de pronto, los almacenes de Tabacalera en Loreto para ubicar su justa ciudad por fin. Da igual que los profesionales digan que no les parece buena ubicación.
Da igual que esa idea frustre la utilización de ese espacio con fines culturales (los 80.000 vecinos de Extramuros no tienen ningún teatro ni auditorio). Da igual que nadie crea que la nueva idea va a llegar a puerto. El objetivo ahora es decir, improvisar, parecer que se hace y dar sensación de prisa despúes de haber tirado más de diez años.