Adolfo Vigo - OPINIÓN
El tonto del Twitter
Escribirá tuits incendiarios en el que vomitara todo su odio hacia aquellos que no piensan como él
No sé si se acordaran de un libro que hace ya algún tiempo publicara Francisco Robles. Dicho libro en cuestión se titulaba ‘Tontos de Capirote’. En él se hacia un repaso de diferentes personajes que pueblan el mundo de las hermandades y cofradías y en el que, lejos de molestarnos, muchos nos veíamos identificados en algunos de sus protagonistas.
Pues bien, en la actualidad yo le incorporaría un personaje más a esa fauna, e incluso flora, que se dejan ver de Cuaresma en Cuaresma por este mundillo que rodea a las Hermandades. Este sería ‘el tonto del Twitter’.
Este personaje que solamente asoma sus narices por estos ‘barrios’ el Miércoles de Ceniza y que el Domingo de Resurrección ya se ha olvidado de las cofradías, suele representar a ese típico personaje que se rasga las vestiduras por cómo anda un paso de misterio, cual es el nivel de sonoridad de las horquillas al golpear el suelo o si el paso de palio se mece de balcón a balcón o no. Durante su particular penitencia viendo a las Cofradías desde la barrera, porque esa es otra característica de este personaje, nunca lo veréis dando un golpe al agua en una hermandad , quedándose hasta las tantas de la madrugada montando un paso o ensuciándose las manos limpiando las varas de la Hermandad, se tirara de los pelos, cuando el paso de un izquierdo o cuando ande a doble paso. Y ahí es cuando sale su personaje. Como si de un vocero de las causas perdidas se tratara, nuestro ‘tonto’ volcará toda su frustración, su ira, y su rencor en la red social antes nombrada. Escribirá tuits incendiarios en el que vomitara todo su odio hacia aquellos que no piensan como él e instará a las masas a que muestren su repulsa.
Este personaje querrá imponer su léxico manido y carente de sentido al resto de los mortales como si de un dictador cualquiera se tratara señalando con su dedo acusador a todo aquel que piense de forma diferente o le guste otras cosas.
Lo que se le olvida a este personaje es que lejos de que se le diga ‘penitente’ o ‘nazareno’ a la persona que sale en el cortejo, más allá de que se le diga ‘sección’ o ‘tramo’ o que se le diga ‘control de salida’ o ‘papeleta de sitio’, las hermandades son mucho más. Las Cofradías en la calle son demostraciones de nuestra religiosidad popula r que lejos de encasillarse en vocablos o expresiones recogen la devoción de muchas personas en el día a día. Esa devoción que este personajillo no llegará a entender, puesto que él solo se preocupa de lo que ocurre de respiradero para abajo sin lograr alcanzar a ver más allá de sus tuits.
Lástima que todo ese esfuerzo que utilizan para provocar a las personas no lo utilicen para trabajar por las hermandades de Cádiz. Esas mismas que año tras año tienen que hacen el auténtico milagro de salir a las calles.
Lo dicho, esos ‘tontos del Twitter’ o ‘cofrades de Cuaresma’ como también los llamo solo se preocuparán de esto durante la semana que dura su ‘folclore’ particular, sentados en sus sillas y con su tablet en la mano para poder criticar a discreción todo lo que no pase el filtro de su gaditanismo mal entendido. Y es que para eso sirven las redes sociales, para que algunos que no son conocidos ni en su comunidad de vecinos tengan sus cinco minutos de gloria.
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