LA VOZ DE CÁDIZ
Todos frente al insulto
Ni los precedentes ni los errores antiguos justifican el bochorno colectivo y público
El mayor peligro consiste en acostumbrarse, en dar por bueno, por inevitable, que los insultos y la violencia verbal sean parte de la vida política, del debate institucional que debe representarnos a todos. El insulto y la desconsideración son el germen de la violencia, comen en la misma mesa. Los plenos municipales –o una junta celebrada ante el plenario y en el mismo salón– se han convertido demasiadas veces en los últimos días, meses y años en un espectáculo bochornoso. La situación vivida el pasado lunes pasa a formar parte del catálogo de los capítulos lamentables e intolerables. El alcalde de la ciudad, José María González, debe cortar por lo sano y acabar cuánto antes con este circo que exporta la peor imagen de Cádiz al resto de España. Para eso, además de denunciar y quejarse, de pedir reprobaciones, le convendría admitir que ha caído demasiadas veces en ese error, con megáfono antes y micrófono después, pero que renuncia a ese camino. A los miembros de la oposición, también, les honraría admitir que, por más veces que hayan sido insultados, devolver los ataques verbales supone la peor rendición. No hay mayor satisfacción moral para un oponente que imitarle, emularle. Conviene recordar que este clima político es heredero de aquellos plenos en los que la asistencia de público se convirtió en un show. Varios vecinos –algunos con motivos de sobra y otros alentados por algún grupo político– empezaron a elevar el tono tanto que ya nadie sabe cómo bajarlo. Lo que empezó como una medida popular en favor de la participación ciudadana ha terminado por ser un problema de orden público que se ha ido de las manos. Los ediles se han contagiado de esa crispación en vez de difundir algo de serenidad y respetuoso –por más que duro– debate entre los ciudadanos.
El discurso populista es contraproducente, pero no es justificación para escuchar cada dos por tres «fascista», «matón» o «cacique». En este mismo mandato se produjo un episodio que no conviene olvidar (por ser antesala de la violencia) que incluyó amenazas y en el que se vio implicado el portavoz del PSOE, Fran González. Dos jóvenes que estaban en el Salón de Plenos le intimidaron tras votar en contra de los presupuestos con la frase: «Vas a necesitar escolta». No se puede volver a caer en aquello. Para evitarlo, conviene eludir comportamientos como los del pasado lunes. Todos. Siempre.
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