OPINIÓN

Todo es mentira

Pedro Sánchez ha perdido la perspectiva; el político menos fiable de los últimos años va a ser elegido presidente

Sánchez, ayer sábado en el Congreso de los Diputados. ABC

Si nos atenemos a la literalidad del discurso de Pedro Sánchez ayer en el Congreso de los Diputados durante el debate de investidura, España va camino de ser un auténtico paraíso en el que todos gozaremos de unos derechos y libertades hasta ahora nunca conocidos. ... De un bienestar social y económico a la vanguardia de Europa y del mundo entero. Y lo mejor, que lo haremos todos, no sólo unos cuantos elegidos. «Igualdad que no significa uniformidad», fueron sus palabras. Durante su larga exposición dibujó un panorama de futuro absolutamente idílico. Obviando el fondo verdaderamente preocupante, y peligroso, como es el asunto de Cataluña y la opaca negociación con los independentistas –sólo el hecho de que desconozcamos las concesiones que ha tenido que hacer a ERC le invalida como candidato creíble–, Sánchez trató de vender su mensaje en el terreno en el que considera que es más fuerte, el de los derechos sociales. Pablo Iglesias le ha comido mucho terreno en esa materia, y el líder socialista quiso demostrar que a justiciero social nadie le gana. Para ello, tiró de tópicos: garantía de pensiones dignas, ingreso mínimo vital para los más vulnerables, regulación del alquiler para evitar precios abusivos, acabar con las listas de espera en materia de dependencia... por supuesto sin explicar cómo piensa hacerlo. Todo esto unido a promesas vacías como regular el código penal «para que en el consentimiento sexual sólo sí sea sí», lograr una TVE plural e independiente o la regulación de los juegos de azar para que no haya locales de este tipo cerca de los colegios. Si de verdad todo lo expuesto por Sánchez se llevara a cabo durante los próximos cuatro años, España será la envidia del mundo desarrollado. El problema es que sabemos que es imposible. Hablamos del político menos fiable de cuantos han pisado el Congreso desde la instauración de la democracia en España. No hace falta que un camión recorra las calles de Madrid recordando sus mentiras, ni sus cambios de estrategia según interese a la negociación para alcanzar el poder, sus bandazos, sus continuas contradicciones. Son tan evidentes que asusta que vaya a ser el presidente de nuestro país hasta el 2023. Aupado y acompañado por personajes como Pablo Iglesias o Gabriel Rufián. Iglesias y Rufián, que cuentan con mínimos porcentajes de votos en las urnas, aunque suficientes para moverle los hilos a un Sánchez que es evidente que en todo este maremagnum ha perdido la perspectiva. La objetividad. Si alguna vez la tuvo. Hagamos un ejercicio. Guardemos el discurso de ayer de Sánchez. Y revisémoslo dentro de cuatro años. A ver cómo estamos. A ver si se cumple siquiera un mínimo porcentaje de lo prometido. Aunque en realidad dará igual. Lo realmente preocupante para España es que hemos llegado a un punto en el que todo vale. En el que cualquiera vale. Por muy mentiroso que sea.

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