La Voz de Cádiz - El Apunte
Al fin tienen a bien sentarse
Susana Díaz y el alcalde de Cádiz han anunciado una reunión formal que han postergado inexplicablemente durante año y medio
Durante los 18 meses largos que lleva en el cargo, el alcalde de Cádiz ha repetido como letanías varias quejas. Forman parte de su discurso básico que le exime de toda responsabilidad y siempre culpa a los otros. Uno de ellos ha sido que Susana Díaz ignora Cádiz, que no quiere saber nada de la ciudad ni de su gobierno local. Y en ese caso, el regidor tiene toda la razón. Después de año y medio en San Juan de Dios, la responsable del PSOE en Andalucía –muchos sostienen que en España entera– ya debiera haber tenido un momento para sentarse formalmente con él y escuchar sus reivindicaciones. En teoría, por representación, las de todos los gaditanos. Hay muchas y son tan importantes como antiguas. Recuerden: un hospital que pasó de ser anunciado a desaparecer, un enorme edificio abandonado en primera línea turística de playa, El Olivillo, Escuela Náutica, Ciudad de la Justicia, el laberinto de la plaza de Sevilla, el carril-bici, los fondos para cursos de formación, infravivienda... Y así hasta completar una veintena de sangrantes proyectos pendientes.
Hay de qué hablar y no debe de ser tan complicado hacer un hueco en las agendas entre las entrevistas con La Sexta o Ana Rosa Quintana, entre los alegatos en defensa de Chaves y Griñán la una o de Pablo Iglesias el otro. Se supone que son los máximos representantes de dos instituciones fundamentales que dirigen los servicios más importantes para el ciudadano, que en sus manos está el futuro de necesidades importantes de Cádiz. Si fueran intrascendentes sus decisiones o si pusieran su conveniencia partidista –a los dos les interesa tener el rechazo como excusa–, sería para que los gaditanos se tiraran al agua y nadaran hasta no poder más.
Ambos están dando muestras más que evidentes de su incapacidad para gestionar. Al margen de lo urbanístico, la gestión de sus principales responsabilidades –sanidad, educación y servicios sociales– es manifiestamente mejorable. Amianto en los colegios, colectivos desfavorecidos que tienen que acudir a los ayuntamientos ante el abandono del gobierno autonómico, partiditos, seis hospitales pendientes de un concierto siempre amenazado... Seguro que tienen cosas de qué hablar. Ya era hora de que tuvieran a bien sentarse.
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