Tiempo de lectura

Las vacaciones suponen un doble motivo de alegría: el descanso y la desconexión por medio de los libros

Ignacio Moreno Bustamante

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Igual que en las de muchos de ustedes, en mi mesilla de noche siempre hay un libro. O dos. E igual que muchos de ustedes, soy incapaz de conciliar el sueño sin haber dedicado previamente un mínimo de 30 minutos a la lectura. A la ... lectura reposada, me refiero. No a ese consumo voraz de información en el que vivimos inmersos hoy día. Una lectura tranquila, calmada. Y no necesariamente siempre de esos libros que esperan en la mesilla. También trato de tener a mano buenas revistas con entrevistas y reportajes de cierto calado. Deformación profesional supongo. Del mismo modo que si usted se dedica a la contabilidad hará por agenciarse lectura relacionada con los números. O con la cocina si es cocinero, la mar si es marinero o el deporte si es su profesión, su pasión o ambas cosas. La temática es lo de menos, cada cual, la suya. Lo cierto es que probablemente usted, como yo, no seríamos las mismas personas de no tener a mano esa lectura que nos ha ido entreteniendo, formando, forjando nuestra personalidad a lo largo de los años. El problema en mi caso, e imagino que en el de muchos de ustedes también, es el tiempo. No disponemos del tiempo que nos gustaría para pasar páginas y páginas hasta caer rendidos. Por eso, este tiempo de verano, de vacaciones, supone una doble alegría. Es tiempo de lectura.

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