Felicidad Rodríguez

Tiempo de Carnaval

Hay quien dice que Cádiz no tiene fiestas…» Así comienza el famoso pasodoble de ‘Los Julianes’ que Paco Alba estrenara allá por 1958

Felicidad Rodríguez

Hay quien dice que Cádiz no tiene fiestas…» Así comienza el famoso pasodoble de ‘Los Julianes’ que Paco Alba estrenara allá por 1958. Mucho ha llovido desde entonces y, más de medio siglo después, eso de que «Cádiz está de fiesta todo el verano» se ha quedado corto. Los carnavales gaditanos del siglo XXI amenazan ya a los de los uruguayos que pretenden, ilusos ellos, entrar en el Libro Guiness por celebrar los que dicen son los carnavales más largos del mundo. Por ahora. Porque nuestra carrera por hacernos con el galardón es imparable. Parece que los orígenes de los carnavales se remontan a las fiestas saturnales, y otras orgías semejantes, en honor a Baco, dios del vino. Un tiempo de descontrol y permisividad para decir adiós al frío y oscuro invierno y recibir a la primavera. Eran pues las estaciones las que marcaban las fiestas en tiempos de nuestros tatarabuelos romanos. Eso ya hace tiempo que se ha superado y, con el pensamiento imperante actual, se da como contradictorio que a unas fiestas, con las características rompedoras del carnaval, se les pueda marcar un comienzo y un final. De hecho, la tradición cristiana del carnaval, como tiempo lúdico previo a la Cuaresma, ha quedado limitada a algunos reductos en la Europa de allende los Pirineos.

Venecia con su vuelo del León y sus vivas a San Marco el martes de carnaval; Colonia, con su quema del Nubbel y las dietas de pescado del miércoles de Ceniza y apenas algunas ciudades más. En el resto, el final de fiesta lo establece cada uno cuando le da la gana, que para eso es carnaval. En Tenerife los festejos acaban el fin de semana siguiente al martes clásico; en Río, aunque oficialmente el cierre es también el martes, queda para después el desfile de los ganadores del grupo especial de samba, a modo de ‘jartibles’ brasileños. En Cádiz, ya es oficial el carnaval chiquito a la espera de que llegue el de verano. Lo mismo cabe decir del comienzo de la fiesta. Los alemanes, con disciplina germánica, lo hacen el 11 de noviembre a las 11.11 horas, aunque hay que reconocer que se trata de un simple anuncio ya que, con la misma disciplina, vuelven inmediatamente a la normalidad para retomar la cosa apenas unos días antes al tradicional mardi gras. En el resto, para todos los gustos. Este año, desde el 27 de enero en los carnavales tinerfeños hasta el 24 de febrero en el carioca. Mención aparte los de Cádiz y los montevideanos. Los nuestros, con permiso de la erizada, la ostionada, la mejillonada y los preliminares del Falla, se inauguraron, en realidad, con la pestiñada del 21 de enero. En Montevideo se ha celebrado el Carnaval 2016-17 con una breve pausa de descanso navideño. En este contexto, lo de poner fecha fija a los carnavales no deja de chocar un poco, aunque lo que realmente sorprende es que, en uno u otro lugar, se siga enterrando a la sardina o quemando al dios Momo el martes de carnaval, excluyendo a ambos del fin de fiesta. Sin embargo, lo de la extensión del carnaval también puede suponer alguna que otra oportunidad. En Colonia es costumbre que el alcalde haga entrega a las mujeres de las llaves de la ciudad que toman así el control de ella. Es una tradición que podríamos importar y hacerla extensible a todo el tiempo de carnaval.

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