EL APUNTE
Un tesoro amenazado
El fraude con el atún rojo de almadraba amenaza el prestigio de un símbolo provincial
Ahora queda lejos, tanto como la primavera, ese ritual milenario convertido en imagen y orgullo de toda la provincia de Cádiz. Las almadrabas se han convertido casi en un logotipo de toda la riqueza, la historia, la naturaleza y el placer que puede regalar esta tierra y este mar en orillas y en mesas, de día y de noche, durante buena parte del año a los gaditanos y a los visitantes. Es una de sus señas de identidad, asociada de forma íntima a un símbolo de su mar y su cocina, de su cultura: el atún rojo. Las legendarias almadrabas están ahora en reposo, queda más de medio año para volver a organizar la lucha, casi de igual a igual, entre el pez supremo y los pescadores metidos en el mar. Es una forma de pesca que, además de espectacular, respeta como ninguna otra los ciclos naturales, la reproducción de la especie, sus hábitos de migración. Ninguna otra es capaz de respetar tanto al animal, de cuidar su carne de forma tan exquisita que llega a la mesa con unas garantías que ninguna otra técnica aporta.
Pero como todo tesoro –como cualquier riqueza– está rodeado por algunos, pocos, piratas, por ávaros y oportunistas. Son los que manchan la buena fama del mar y los peces, de los pescadores y las empresas, con cualquier chanchullo, para cualquier atajo que siempre acaba en sus bolsillos. Son algunos estafadores dispuestos a mezclar el producto célebre y casi sagrado con cualquier mejunje químico –de zumo de remolacha a nitritos– que sirva para darle color rojo a un atún que no lo tiene (también hay manjares basados en el atún blanco o en el bonito por no hablar de otros grandes pescados). Se trata de hacer pasar por gran reserva cualquier trozo de pez peleón a costa de la salud de los consumidores, de su confianza, robándoles un puñado de euros que nunca pagarían de no mediar ese maquillaje, manchando el prestigio de todo el sector.
Las administraciones tienen que velar por el control de este producto porque también en tierra hay aprovechados, también en tierra pagan justos y pescadores por las malas artes de algunos desahogados. La única amenaza del sector del atún ya no sólo son los emporios pesqueros internacionales utilizan todo tipo de tecnología, desde helicópteros a sondas, para practicas la pesca masiva e indiscriminada que sí amenaza la especie, que esquilma los mares.
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