Adolfo Vigo - ARTÍCULO
La teoría conspirativa
Es ahí donde mi teoría comienza con la ayuda inestimable de Alberto Rivera
Podría hablar de la visita relámpago del yanqui Obama a tierras andaluzas. Hacer algún diálogo del alcalde de Sevilla, Juan Espadas, imitando desde el balcón del Ayuntamiento de la plaza de San Francisco al recordado Pepe Isbert, diciendo aquello de «como alcalde vuestro que soy os debo una explicación y esa explicación os la voy a pagar…» para intentar explicar el paso fugaz y sin parada de Mr. Marshall por los cielos de una Sevilla con sus calles engalanadas.
Podría despacharme y quedarme a gusto contra el sinvergüenza ese que desde el Facebook se alegró de la muerte de una persona en un ruedo, llegado a demostrar que la condición humana cada día está más lejos de la compasión con sus similares. Imponiéndose en determinadas personas la sinrazón de desear la muerte de otro ser humano simplemente por dedicarse a una profesión que no acepta. Sinvergüenzas, desalmados y despreciables que se piensan más humanos por defender los derechos de los animales mientras celebran la muerte de una persona y arremeten contra los familiares que en ese momento lloran la muerte de un ser querido.
Pero no, no voy a hablar de esos temas. Si me lo permiten voy a dedicar esta columna a hacer mi particular teoría de la conspiración de las pasadas elecciones generales, pero no solo de las del 26 de junio, sino también de las del 20 de diciembre.
Y me refiero a estas últimas porque es ahí donde creo que empezó esta teoría «conspiranoide». Ante los malos resultados obtenidos por el Partido Popular y la imposibilidad de llegar a una mayoría absoluta con Ciudadanos se abría la posibilidad de que la izquierda se uniera en un frente común e intentaran el asalto de la Moncloa. Es ahí donde mi teoría comienza con la ayuda inestimable de Alberto Rivera. Este se adelantó a cualquier alianza posible, haciendo caer a Pedro Sánchez en la trampa de su propia banalidad, pactando con el PSOE y cerrando de paso la puerta a cualquier posible pacto de este con otros partidos de la izquierda española. Dándole de esta forma a Mariano Rajoy un balón de oxígeno para encarar unas nuevas elecciones, y dejando a Sánchez a los pies de los caballos en su descabellada intentona de presentarse a la investidura del Congreso.
Ante este panorama, como ya hemos visto, no había más remedio que ir a unas nuevas elecciones. Esta vez los resultado fueron más favorables al Partido Popular, el cual, además de volver a recortar los resultados perdidos en los anteriores comicios, ha visto como la izquierda se ha ido fragmentando nuevamente y como la unión de Podemos con Izquierda Unida ha sido un gran fiasco.
En esta ocasión Ciudadanos no ha esperado a hablar con quien fuera su socio tras las elecciones de diciembre, sino que ante el llamamiento del presidente en funciones todo nos hace pensar a la hora de escribir esta columna que el voto en el momento de la investidura de Rajoy como presidente será favorable a los intereses del Partido Popular.
Y es que en mi teoría conspirativa sin ese pacto PSOE-Ciudadanos, que nos llevó a la imposibilidad de crear gobierno, se podría haber llegado a conseguir un pacto de partidos de izquierda, el cual fue abortado por la inestimable ayuda de la formación naranja para alegría de los populares.
Pero como ya les digo podría haber hablado de muchas cosas pero me gusta más crearme mis propias teorías conspirativas.
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