La temida revisión catastral

La presión que soportan los pequeños empresarios, los comerciantes y, en general, los autónomos es una de las asignaturas pendientes de la economía española. La comparación con otros países de Europa resulta un lastre para esos industriales que forman buena parte de la dañada base laboral de España. Incluso entre regiones, las diferencias son notables y resulta más llamativo que haya variaciones de hasta cuatro dígitos en lo que debe pagar un negocio simplemente por estar en una población o en otra, incluso en una zona u otra del mismo municipio. Aunque algunas calles céntricas se consideran más beneficiosas, cuentan con más servicios y es justo que paguen más, resulta igualmente cierto que muchas diferencias entre zonas o localidades resultan exageradas, arbitrarias y difíciles de argumentar.

Los consistorios gaditanos han tratado de mantener esta presión impositiva paralizada, sin que creciera durante casi una década de recesión. Han tratado de paliar sus retrasos a la hora de pagar a los proveedores pero se han mostrado menos capaces a la hora de reducir esta diferencia entre unas calles y otras, entre unas localidades y otras. Especialmente llamativa es la brecha entre costa e interior, también entre las ciudades más pobladas y las más pequeñas en la provincia. El peso de cada municipio en el mapa turístico gaditano coincide gráficamente con el de las mayores tasas derivadas del valor catastral.

Ahora, la situación que no ha mejorado puede agravarse. Los compromisos económicos con la Unión Europea han llevado al Gobierno a una nueva revisión de los valores catastrales, es decir, sube el temido Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) que repercute en locales comerciales y en viviendas. Se supone que es una actualización a los precios de mercado. Una docena de poblaciones gaditanas están conminadas a revisarlo. Son El Puerto, Los Barrios, Rota, Cádiz, San Fernando, La Línea de la Concepción, Sanlúcar, Ubrique, Villaluenga, Bornos, Arcos, Alcalá del Valle. Bien harían los ayuntamientos afectados en buscar todos los resortes posibles para evitar una nueva subida que aún empeoraría los agravios contra que no han podido combatir.