OPINIÓN
Tarde y mal
Va a ser difícil que el comercio y el turismo se beneficien de una ciudad con exornos navideños tan escasos y tristes
El anuncio de que numerosas calles comerciales de Cádiz tendrían durante las próximas fechas festivas una iluminación navideña mayor y mejor, perdida y reclamada en anteriores meses de diciembre, apaciguó a los comerciantes, que aplaudieron el supuesto refuerzo. Sin embargo, llegadas estas primeras fechas en ... las que ya relucen otras capitales, la consecuencia vuelve a ser una decepción justificada.
Argumentar antes la voluntad de ahorro o anunciar ahora más gasto en vano sirve de poco cuando el resultado final es el mismo: semanas de retraso y unos exornos que más que alegrar resultan tristes para casi todos. Puede que este rechazo inexplicable a celebrar la Navidad pueda convencer a unos pocos pero deja en la estacada a muchísimos más que saben que parte de ese dinero es una inversión para el comercio, para el consumo, la hostelería y el turismo .
A falta de que la industria o el sector primario vuelvan a ser lo que fueron, muchas ciudades como Cádiz fían buena parte de su empleo y su microeconomía a dos factores: turismo y comercio, agrupados en el denominado sector servicios. En este apartado, la estética, el exorno, la alegría, incluso la artificial si quieren, juega un papel fundamental.
Nadie se plantea visitar una ciudad, o una zona comercial, desangelada, triste, de aspecto decadente u oscuro . Ya se hable de un hotel, una feria gastronómica, de Carnaval o del programa entre lúdico y consumista que rodea las tardes navideñas, sin inversión real, sin rigor en cuanto a las fechas y la elección de las zonas o en la aplicación del pliego de contratación, es difícil que haya retorno de ingresos en forma de visitantes, de consumidores o de gasto familiar.
Hace mucho tiempo que Cádiz perdió la batalla de la cabalgata de Reyes Magos, casi la de Carnaval , apenas tiene eventos para los niños como puede ser Juvelandia en Jerez. Instalaciones como pistas de hielo y mercadillos van y vienen pero nunca, en los últimos tres años, se ha consolidado el alumbrado que ha decidido el Ayuntamiento de Cádiz a veces con la confianza de los comerciantes y otras veces en contra de la opinión mayoritaria de los vecinos.
Cádiz es una ciudad a la que cuesta acceder, en la que cuesta aparcar, complicada y periférica, los centros comerciales ofrecen muchas más comodidades, más surtido, precio, servicios... La única ventaja de un casco antiguo como el gaditano (o el jerezano, o el isleño, o el portuense) consisitiría en ofrecer un encanto particular , una experiencia de paseo placentera a los sentidos. Y eso va a ser difícil casi a oscuras.