EL APUNTE
Un tapón crónico y simbólico
El nudo de Tres Caminos es más que un atasco a fecha fija: es el síntoma del atraso en las infraestructuras de la provincia
Las carreteras gaditanas siempre están pintadas en rojo en el mapa de la Dirección General de Tráfico cada fin de semana de julio y agosto, cada cambio estival de quincena, cada operación de regreso y de salida. La avalancha de turistas que vienen a Cádiz a disfrutar de sus playas nos cogieron a todos con la tarea sin hacer, con los accesos al litoral sin adaptar, convertidos en puntos calientes, cuando no negros, y en tramos de alta densidad de circulación. De este modo, los tapones de cada verano, de estos días, en algunos tramos de la autopista de peaje Sevilla-Cádiz y de la antigua N-340 son las pruebas pero el lugar que se lleva la palma por tamaño del tapón crónico, año tras año desde hace más de 20, es el nudo de Tres Caminos , en su conexión de Puerto Real, El Puerto, Jerez y Sevilla (Norte de la provincia), con las playas de Chiclana, Conil, Vejer, Barbate y Tarifa (Sur de la provincia).
Es la consecuencia de un incumplimiento crónico . En el caso de las infraestructuras de transporte, de las carreteras, autopistas, desdobles y reformas, esa sensación de abandono y retraso, esa decepción y esa frustración toman forma en ese nudo clave de la provincia de Cádiz.
Nunca llega la recuperación de las obras en Tres Caminos, nunca alcanzan el ritmo deseado. Un verano tras otro se condena a todos los usuarios de uno de los mejores tramos de costa de España (el que va de Chiclana a Tarifa) a sufrir atascos largos y molestos si quieren disfrutar esas playas y municipios maravillosos trasladándose desde cualquier punto situado al Norte de la Bahía de Cádiz.
La ampliación de la Nacional 340 hasta Algeciras , también sigue a la espera de continuación. Llegó hasta Vejer y, quizás por la belleza del pueblo, se paró allí para siempre. Por no hablar de vías secundarias dependientes de la administración autonómica. Todo acumula, como mínimo, diez años de retraso. Todo ha caído en la parálisis permanente. La responsabilidad es de varios gobiernos, nacionales o regionales, formados concatenadamente por el PSOE o el PP, o siempre por unos y otros. El caso es que ninguno sabe hacer el camino.
Menos aún van a resolver tres.