OPINIÓN

Subirse a la parra

Que el aeropuerto provincial incremente sus conexiones es un gran síntoma turístico

El aeropuerto de Jerez, el de toda la provincia, tuvo una buena campaña alrededor del verano pasado. Una de las mejores, a la altura de los años de vacas gordas previos al pánico generalizado entre 2008 y 2013. Ese incremento de vuelos, ese aumento del ... negocio tiene en el impacto directo en los empleos aeroportuarios el menor de sus efectos positivos. Lo importante es que significa que Chiclana o Conil, o el turismo interior, o la Costa Noroeste o Jerez o la Bahía de Cádiz recibirán un mayor número de turistas nacionales y extranjeros. Son imprescindibles las conexiones actuales con ciudades como Bilbao, Madrid y Barcelona, con media docena de aeropuertos alemanes, además de la de Londres. Según datos de Aena, las compañías aéreas programan para el próximo año más de un millón de asientos. Desde el año 2015, de forma ininterrumpida, se producen incrementos anuales que rondan el 20% de subida respecto al anterior. Y la Diputación Provincial anunciaba ayer en Londres, en la World Travel Market, la posibilidad de nuevos vuelos desde Gran Bretaña. Parece que el aeródromo gaditano comienza a coger de nuevo pulso pero, sobre todo, a sostenerlo durante varios cursos seguidos. Aumentar las ofertas no sólo atrae nuevos turistas sino que también da mejor imagen a La Parra como un lugar atractivo para los touroperadores. Esta provincia necesita de turismo internacional que potencie la base de su economía. No hay que olvidar que las agencias alemanas e inglesas son sus principales valedoras y suministradoras de negocio. Es importante por tanto que en el panel de llegadas y salidas se puedan leer más destinos y ciudades de origen. Una mayor oferta además siempre aumenta la competencia entre las aerolíneas y rebaja los precios de los trayectos para atraer a más usuarios y que cuadren mejor las cuentas. Ahora, cuando ya empiezan a quedar lejos los años de parón, incluso de descenso, parece que los síntomas de crecimiento se consolidan con gran fuerza durante varios años seguidos. Ya se puede empezar a hablar de ciclo positivo. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que el aeropuerto provincial rompió su máximo histórico, en 2007, con 1,6 millones de pasajeros en un año. Desde entonces, no había parado de caer hasta que llevó la remontada a partir de 2015. Desde entonces, bien al contrario, no para de crecer.

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