TRIBUNA LIBRE

Sólo es cuestión de contar

España es el país de la Unión Europea que tiene la esperanza de vida más alta, menos muertes por causas evitables relacionadas con hábitos de vida saludables y mayor tasa de supervivencia por cáncer

T odos se habían dado cuenta de que ya nada era igual, pero nadie se atrevía a manifestarlo. La luz de la gran sala de espera parecía más tenue, había perdido esa luminosidad que tanta alegría daba a las personas pachuchas que acudían al Centro ... de Salud. Los chascarrillos de buena mañana y ese olor entre antiséptico y café recién hecho habían perdido su lustre de consuelo. Hasta el color de las batas se había apagado, ahora parecía más un blanco roto por los recortes. Las buenas maneras del personal sanitario, que desde las primeras claras del día manejaba muestras de fluidos orgánicos, pasaban consulta y gestionaba los asuntos cotidianos, se había vuelto más protocolaria, como si tuvieran la cabeza en otra cosa. Todos percibían que el ambiente era más tenso, unos atrincherados en sus demandas, y otros a la defensiva con sus reivindicaciones.

Según un informe de la Comisión Europea, España es el país de la Unión que tiene la esperanza de vida más alta, menos muertes por causas evitables relacionadas con hábitos de vida saludables y mayor tasa de supervivencia por cáncer. De los 28 países de la Unión Europea, España es donde la desigualdad social en materia sanitaria es menos percibida. En contraposición, el gasto sanitario per cápita en España es un 15% inferior a la media europea, lo que nos sitúa en un nivel de eficiencia muy superior al resto de los países con un nivel de renta superior. La Comisión reconoce que los principales artífices de este nivel de excelencia radican en el sólido sistema de Atención Primaria y en la calidad Asistencial Hospitalaria.

Como elementos negativos el aumento de la obesidad y del sobrepeso, los malos hábitos en cuanto a tabaco, alcohol y mala alimentación, las largas listas de espera para problemas quirúrgicos, el menor número de camas hospitalarias, la mejora en la cobertura vacunal de niños y mayores y la escasez de médicos y enfermeros. Si analizamos lo que invierten en sanidad las Comunidades Autónomas (CC AA) volvemos a la maldita desigualdad norte-sur. A la cabeza el País Vasco con 1.710 € por habitante, frente a los 1.153 € que invierte Andalucía en cada ciudadano de esta bendita tierra.

Siempre la defensa de la Sanidad Pública ha estado presente en todos los discursos electorales, no importaba si los comicios fueran municipales, autonómicos, generales o europeos, ahora que se tambalea uno de los pilares de nuestro estado del bienestar, el asunto adquiere más importancia. Por una parte la población andaluza soporta estoicamente, desde la demora de más de 3-5 días en una simple cita con su médico de familia, hasta el cierre de Centros de Salud por la tarde en plena época de mayor frecuentación. El record lo ostenta el Centro de Salud de San Benito (Jerez de la Frontera), donde una usuaria, a través de la web del Servicio Andaluz de Salud, ha conseguido cita para su médico de cabecera con 18 días de demora. De otro lado, la gestión de las listas de espera se ha convertido en un arma arrojadiza con efecto boomerang. La guinda la pone la gripe invernal. Nuestra provincia triplica la incidencia de media andaluza, alcanzando el carácter de auténtica epidemia.

En el mismo porcentaje de que se ha dejado de invertir en recursos para el Sistema Público de Salud ha aumentado la inversión de la ciudadanía en Sanidad Privada. No es cuestión de plantear la incompatibilidad entre lo público y lo privado, sólo es la necesidad de verse abocado a una ley de oferta y demanda, que nunca garantizará la salud y el bienestar en los casos de falta de recursos económicos. Si existen dos aspectos fundamentales del concepto de “ascensor social” son la educación pública y la sanidad de calidad, gratuita, accesible y universal.

En el apartado de las retribuciones del personal sanitario tampoco salimos airosos. Entre trabajar en Murcia o en el País Vasco o hacerlo en Andalucía las diferencias retributivas para un profesional, en las mismas condiciones, pueden ser escandalosas. En el caso del personal médico pueden alcanzar un 30%.

Si hablamos de Dependencia las diferencias entre CC AA marca aún más esa desigualdad que nos hace ser de segunda categoría. Si la media europea del PIB destinada a Dependencia es del 2%, en España es del 0,54%. A la cola Andalucía y Murcia con menos de 5.500 € por dependiente. Eso si hablamos de los “agraciados” que tienen concedida la prestación, no de los que fallecen en espera de los meros trámites del dolor. Más de un 25% de las personas dependientes de Andalucía sobreviven sin prestación alguna, sólo con la ayuda de familiares, maltratados económicamente y ninguneados por la administración.

De todos estos datos, aparecen estos resultados. La tasa de mortalidad en Andalucía es de un 38 % más elevada que por ejemplo en Madrid. Javier Padilla, médico experto en Salud Pública, explica que las diferencias de mortalidad por CC AA en España suelen coincidir con las desigualdades en los determinantes sociales de salud, especialmente el desempleo y el nivel de renta. Cádiz y Huelva somos ejemplo en los libros de texto. En su libro ¿A quién vamos a dejar morir? (Capitán Swing 2019) explica que “estas diferencias se suceden desde hace décadas, y que los Gobiernos Central y Autonómico han tenido un papel discreto para la reducción de las mismas en todos estos años”. Además de los factores estructurales anquilosados en esta tierra, Andalucía es la Comunidad que menos invierte en Salud, pese al aumento de un 6,1% en los últimos presupuestos. Las movilizaciones y las protestas ciudadanas por la falta de profesionales sanitarios, principalmente médicos, y las listas de esperas tienen tal sentido que rozan la indignación.

¡No me digan que no es cuestión de contar!.

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