OPINIÓN
Soledad
Hace dos años que se quedó viudo. Desde entonces los días se le hacen eternos
«Hace dos años que se quedó viudo. Desde entonces los días se le hacen eternos. Cada mañana siempre es el primero en llegar al desayuno, con su mascota y una sonrisa impostada pero sincera. Reparte sus anécdotas por todas las mesas como si fueran ... un relato regalado. Los tertulianos mañaneros asentimos con agrado y, como se dice por aquí, le damos jarilla. Es padre de dos hijos, pero viven fuera. Siempre, al despedirse, comenta que éste es su tiempo de compañía. Durante el resto del día la soledad se esparce en su vida por todos lados».
La soledad se está convirtiendo en una auténtica epidemia en los países desarrollados. En nuestro país se calcula que existen más de cuatro millones y medio de hogares unipersonales. Gente que vive sola, aunque no es lo mismo que sentirse sólo. Los nuevos tipos de familia, el drástico descenso de la natalidad, el paro, la precariedad en el empleo, la migración hacia las ciudades, el frenesí de vida de las grandes urbes y la tendencia a relaciones personales menos duraderas y con lazos menos consistentes son algunos de los factores que intervienen en el aumento imparable de la soledad. No siempre sigue un mismo patrón de comportamiento, y suele ser la antesala de la exclusión. No distingue de género ni de estatus social, y siempre llega a un punto de no retorno del que es difícil volver. En esta era de la conectividad global, en la que las relaciones están a un solo clic, las personas solitarias vagan con sus sentimientos esperando que una mano amiga, una voz de consuelo les devuelva al mundo real, al de mirarse a los ojos, al de expresarse a través del verbo. Algunos encuentran desahogo a través de las redes sociales sustituyendo la verdadera relación por la virtual. Incluso con miles de seguidores existen auténticas alma solitarias que deambulan sin alivio.
Los estudios epidemiológicos han vinculado la soledad y el aislamiento social con las cardiopatías, el cáncer, la depresión, la diabetes y el suicidio. Aumenta de forma alarmante el deterioro cognitivo pudiendo acelerar las demencias y otros tipos de enfermedades neurológicas degenerativas. Según los expertos acorta las expectativas de vida igual que fumar 15 cigarrillos diarios o ser una persona obesa. El problema llega a ser de tal envergadura que en el Reino Unido se ha creado un Ministerio contra la Soledad.
«En el distrito madrileño de Ciudad Lineal nadie da crédito a lo sucedido. Su vecina, Isabel Reina, llevaba más de 15 años muerta en el baño de su casa. Las condiciones ambientales de humedad y ventilación habían conseguido que se momificara. Los que la conocieron comentan que era una persona algo rara y siempre muy aislada, apenas hablaba con el vecindario. Viuda y madre de dos hijos, pero distante en su relación con los demás. Hace unos días recibió información de la Oficina del Censo Electoral para votar el 10 de noviembre. Pagaba todos sus recibos y seguía cobrando su pensión. Nadie la echó de menos».
«Todo el infierno cabe en una sola palabra: soledad» (Víctor Hugo)