La Voz - EL APUNTE

Sin tregua en el mar

La primera pausa entre temporales ha provocado más de cien rescates en el Estrecho: la presión no cesa

En cuanto han cesado los temporales y ha llegado la primera tregua climatológica de cielos despejados y vientos calmados, el Estrecho ha vivido una avalancha de inmigrantes que supera el centenar, con niños y mujeres a bordo de embarcaciones tan frágiles que son un transporte hacia la muerte fletado por mafias que se enriquecen con el miedo y la desesperación de tantos. Por más previsible que sea, con la llegada del verano, la provincia de Cádiz ocupa una zona del mundo condenada a ver llegar la desesperación a sus orillas. Incluso en las playas –en el ahora distante verano– se mezclará el próximo verano, como tantos anteriores, el disfrute de unos con la desesperación de otros . Ahora, ese fenómeno se ha generalizado en otras costas, en Italia y Grecia, sobre todo, pero eso no resta gravedad a la presión que sufre la frontera natural de Cádiz con el continente africano.

La reaparición de las personas asustadas, a la deriva, en aguas del Estrecho, ocupantes de las célebres pateras o de lanchas hinchables de juguete, parece una cita a fecha fija en el calendario social de esta tierra. Esa tragedia –que parecía desplazada ahora a otros puntos del mapa, a la tristemente célebre Lampeduda o a los límites orientales del Mar Egeo– ha vuelto a demostrar que nunca se fue de aquí. Durante unos años, asociaciones, expertos y profesionales advirtieron de que la vía del Estrecho perdía protagonismo. Es cierto que, aún hoy, la situación que viven Italia y Grecia es mucho más complicada pero ese contraste no resta dramatismo a la situación de la costa gaditana. Las mafias que revientan a estos desesperados son capaces de mantener todos los frentes abiertos. Incluso de buscar nuevas vías.

Los rescates vividos ayer, aún en marzo y con la primera tregua primaveral, confirman que las vidas desesperadas de los que huyen seguirán pasando por el Estrecho de Gibraltar, seguirán precisando ayuda y solidaridad, rescate y vigilancia. Será necesario mantener el trabajo. El primero es el de salvar vidas, que recae sobre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, además de sobre los equipos especializados o entidades como Salvamento Marítimo y Cruz Roja. El segundo es garantizar sus derechos y el tercero es dignificar la situación de los inmigrantes. Una vez salvadas estas prioridades, es preciso recordar que la solución definitiva a esta lacra , de la que se alimentan estructuras enteras, necesita de cooperación internacional y trabajo diplomático en ambas orillas.

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