Nandi Migueles
Sin ella no puedo vivir
La música es mi sangre, es mi aire, es mi agua y es mi luz inmortal
Sin ti me siento dudoso. Como una gaviota jugando a ser equilibrista sobre la balaustrada de la alameda. Sin ti me siento seco. Como un pozo cegado de escombros por obra de algún desalmado. Sin ti me siento desolado. Como esos refugiados que caminan en busca de fronteras y libertades. Sin ti me siento absorto. Como un maestro mirando por el ventanal de su aula las figuras de las nubes en el cielo. Sin ti me siento herido. Como una presa cuando cae en trampa ajena plantada por algún cazador furtivo. Sin ti me siento triste. Como ese andén de una estación sin nadie para recibirte. Sin ti me siento inquieto. Como un tigre famélico en su jaula. Sin ti me siento inseguro. Como ese niño sin las faldas de su madre. Sin ti me siento aburrido. Como un joven al regresar a casa de fiesta. Sin ti me siento acorralado. Como un ratón rodeado por cientos de gatos hambrientos. Sin ti me siento preso. Como un reo inocente de su delito.
Sin ti me siento impotente. Como un pájaro sin alas. Sin ti me siento un demonio. Como el diablo en cada guerra. Sin ti me siento un viejo. Como un mueble abandonado en un trastero. Sin ti me siento perdido. Como las llaves del paraíso en el fondo del mar. Sin ti me siento sin brillo. Como la sonrisa de un enfermo. Sin ti me siento desnudo. Como un árbol del parque en otoño. Sin ti me siento vacío. Como la bolsa de un mendigo. Sin ti me siento obligado. Como las lágrimas de unas plañideras. Sin ti me siento agotado. Como un anciano en su final. Sin ti me siento solo. Como una mano sin respuesta. Sin ti me siento desguarnecido. Como un sin techo cada noche. Sin ti me siento un cobarde. Como un dictador sin ejército. Sin ti me siento un iluso. Como los que aún creen en el Amor. Sin ti me siento inútil. Como un piano sin dedos. Sin ti me siento un intruso. Como un pez en la hierba. Sin ti me siento trasnochado. Como un bolero en Ibiza. Sin ti me siento insípido. Como una flor sin olor. Sin ti me siento sediento. Como un desierto sin oasis. Sin ti me siento sin gracia. Como un payaso sin maquillaje. Sin ti me siento en blanco. Como un lienzo sin estrenar. Sin ti me siento un muerto. Como un Cristo sin su Pascua.
Sin ti es imposible caminar y seguir de pie. Sin ti es imposible mirar hacia adelante y no tropezar. Sin ti no sabré ir de la mano solo. Sin ti no podré escribirle al Amor. Ni a la guerra. Sin ti ya no seremos uno. Sin ti no podremos recorrer nuevos mundos, ni cumplir nuestros sueños. Sin ti perderé la razón, perderé la ilusión y perderé hasta el habla. Sin ti no habrá paisaje que me agrade ni besos que me entretengan. Sin ti no puedo existir, sin ti no quiero estar y sin ti no voy a vivir.
La música es mi sangre, es mi aire, es mi agua y es mi luz inmortal.
Ella se ofrece como traje para mi alma, la que algunas veces disfrazo con versos alegres que endulzan al oído, y otras de llantos que lo amargan. Sin la música es imposible continuar. Sin ella no puedo vivir.
Será mejor que empiece a componer el nuevo tango.