Si tu madre dice que eres guapo
Guardo aquí emborronadas las notas de la evaluación exacta de las cosas que he visto hoy
![Si tu madre dice que eres guapo](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2019/11/14/v/pedro-sanchez-kXmB--1248x698@abc.jpg)
Guardo aquí emborronadas las notas de la evaluación exacta de las cosas que he visto hoy. El agua que sale del grifo cada vez más fría, la tensión de los botones que ciñen la camisa sobre el vientre de la embarazada, la fuerza con la ... que el conductor iracundo hunde la palma de la mano en la bocina, el ruido de niebla en el sonido del transistor. Los niños salen escupidos de la puerta del colegio como un río de gritos y así, despeinados y acalorados por la alegría de creerse de nuevo libres, son más bonitos que José Luis Ábalos. Un tipo en paro, grueso, calvo y ansioso que esa mañana al vestirse se ha esforzado por no caer en el desaliño, sorbe en el bar del centro comercial el café con leche de la desesperanza. Es de esas personas a las que uno mira y sabe que han salido a la calle por no estar en casa. De pronto, recibe sobresaltado una llamada y salta de la silla como una gacela. Camina entre las mesas, carraspea, se atusa la camiseta y descuelga. Por la decisión con la que pronuncia «¡Por supuesto! Claro que puedo. Allí estaré», entiendo que se trata de un nuevo trabajo, al fin.
Así, quieta, estática, observada como si observáramos las características de -pongamos-, una naranja, este país sigue siendo el mismo. Después, en movimiento, entre el gentío y los boletos del informativo, se dibujan mis dos Españitas: una camina al paraíso progresista y la otra come techo por el Pacto del Colchón y la legislatura insomne. Sánchez e Iglesias han firmado un preacuerdo de ya veremos quién, dónde y de qué manera, pero que dibuja gobierno con la única virtud de que llega con la oposición hecha. No es que usted o yo pongamos decir que su equilibro de fuerzas resulta tóxico, inconsistente y peligroso. Es que lo ha jurado el mismo hombre que aspira a presidirlo.
Esta de gobernar España en concurso con los que quieren destruirla no es solamente una idea alocada; es que además es vieja. En el ocaso de la legislatura friki que nació de la censura, hubo un día mágico en Madrid en el que el Gobierno llegó a pedir en el Congreso el apoyo a los presupuestos a los mismos tipos que en ese mismo momento se sentaban en el banquillo del Tribunal Supremo. Así de primeras, no parece una buena idea que el país tenga que depender del matonerío del independentismo catalán. Acaso este Pedro Valeriana esté de acuerdo con él mismo cuando juraba que esto de ahora no puede ser. Quizás, en realidad todo sea una maniobra para partir peras con los nacionalistas y terminar gobernando con el apoyo del PP y Ciudadanos. Todas las grandes victorias del líder socialista nacen de dramáticas derrotas, tanto que para saber cómo ganar, ya se plantea cómo perder antes. Sánchez, que es un brillante estratega, jura que la gran coalición no va a suceder, aunque la experiencia nos indica que si él mismo se empeña en que algo que no va a ocurrir, es que tiene muchas probabilidades de producirse. Y viceversa. Con Sánchez, en política nunca ha sido tan cierta esta ley del periodismo que enunciaba Benjamín Lana: «Si tu madre te dice que eres guapo, contrástalo».