Una sentencia para reflexionar
Mientras la corrupción no penalice de igual modo a todos los partidos, sean del signo que sean, no se podrá atajar de raíz el problema
Todo llega en la vida, aunque en el caso de los asuntos relacionados con la Justicia en España, la espera se prolonga demasiado. Más de una década hemos tenido que esperar para conocer la primera sentencia sobre el que sin duda es el mayor caso ... de corrupción de la historia de nuestro país, el ‘ caso ERE ’. Una sentencia sobre la rama política del asunto que no deja lugar a la duda: los 21 ex altos cargos socialistas de la Junta de Andalucía han sido condenados, con penas que van desde la cárcel a la inhabilitación. Médiaticamente, las más reseñables son las condenas a los que fueran presidentes del gobierno andaluz antes que Susana Díaz. El fallo de la Sección Primera de la Audiencia, facilitado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Manuel Chaves, le condena a nueve años de inhabilitación especial para empleo o cargo público por un delito de prevaricación. Por su parte, José Antonio Griñán, que fue acusado de un delito de prevaricación y malversación, ha sido condenado por ambos y la pena impuesta es de seis años y dos días de prisión, e inhabilitación absoluta por tiempo de 15 años y dos días.
Pero no se limita simplemente a ellos dos, sino que hay casi dos decenas más de ex altos cargos condenados, algunos de altísimo responsabilidad, como Gaspar Zarrías, Magdalena Álvarez, José Antonio Viera, Francisco Vallejo, Francisco J. Guerrero o los gaditanos Antonio Fernández y Agustín Barberá.
Queda demostrado, por tanto, el beneficio político que durante años el Partido Socialista obtuvo a base de derrochar de forma ílicita millones de euros que debían ser destinados, en su mayoría, al fomento del empleo en la comunidad española con mayor tasa de paro. Sin embargo, el partido presidido por Pedro Sánchez y liderado en Andalucía por Susana Díaz, ya se ha apresurado a decir que son hechos pasados que nada tienen que ver con los líderes actuales. Argumento que podría ser válido, si no fuera porque ellos lo retorcieron maliciosamente cuando se supo la sentencia de la Gürtel, al punto de promover una moción de censura que acabó con la presidencia de Mariano Rajoy.
La corrupción debe ser perseguida, anulada y castigada siempre. Provenga de donde provenga. Pero es una obviedad que en este país, en estos tiempos que corren, hay un doble rasero y pasa mucha mayor factura al PP que al PSOE. Y mientras eso no cambie, jamás llegaremos a la raíz del problema, por lo que será imposible atajarlo de una vez para siempre.