Martín José García - OPINIÓN
Semana de pasión y sentimiento
Expresidente del Consejo de Hermandades
Al llegar la primavera de 2018, los cristianos nos preparamos espiritualmente para acercarnos de nuevo a Cristo en la cruz de la mano de María en la intimidad de nuestras conciencias. Toca reflexionar. Es hora de dejar a un lado lo cotidiano y las ambiciones mundanas, para meditar. Enterrados ya los símbolos que pasados por el fuego del Carnaval acallaron lo meramente carnal, ha comenzado un camino de penitencia, de perdón, y en palabras de nuestro Papa Francisco, de misericordia.
Si las cenizas sobre nuestras frentes marcaron un sendero de profunda verdad, tras nuestro primer acto de constricción, el Vía Crucis que resume el camino hasta el Calvario de Nuestro Señor Jesucristo, el pregón cofrade de este año nos ha acercado con aromas marineros a la inmortal repetición de la Pasión en nuestras calles. A nuestra fiesta del alma. Tras el Domingo de Ramos, y la petición de la venia ante la Catedral del Mar, se levantara el telón procesional de todas las estaciones penitenciales. Sera el momento culmen, tras larga espera en las Casas de Hermandad.
Llega la Semana Santa. De dolor y gozo, que para nosotros es calvario y resurrección, sentimiento y penitencia, pero también contemplación y espectáculo de nuestra grandiosa belleza imaginera, que une su discurrir por las angostas calles de nuestra ciudad, mezclando la armonía musical con el sonido de las horquillas y el esfuerzo del cargador. La penitencia del pecador, su oración ferviente con el clamor en las levantas de los pasos, y el deleite enfervecido de su mecimiento entre aplausos. Algo singular y propio de nuestro Cádiz trimilenario, que nos hace diferentes y únicos, y que no debe perderse nunca. Este es el milagro que recrean unos pocos para que muchos puedan contemplarlo, disfrutarlo y hasta hacerse partícipes.
Y es que nuestra Semana Santa es única, y por eso merece la pena seguir trabajando, como hasta ahora, con la misma ilusión y convencimiento.
Nada se consigue sin esfuerzo, dedicación, entusiasmo, constancia y, sobre todo «mirando al cielo y a la cara de nuestras sagradas imágenes», con fe y perseverancia. Bienvenidas las iniciativas sobre la carrera oficial, pero con fundamento y estudio. Bienvenidos los cambios para mantener la madrugada, pero con la participación en las decisiones de las corporaciones afectadas. Todas las reformas pueden ser buenas, pero desde lo esencial, la experiencia acumulada por nuestros predecesores.
Así lo entendieron en su día, ese grupo de comprometidos cofrades gaditanos encabezados por el ilustre y polifacético alcalde Cayetano del Toro, que en 1892, con más ilusión que medios, se reúnen en su casa para aunar ideas y proyectos en pro de un mismo fin, concibiendo la Junta de Procesiones, engendro de nuestro actual Consejo.
Resulta curioso las miles de dificultades que siempre hemos de vencer, y por ello es fundamental la participación de las administraciones locales. Así lo pusimos de manifiesto, los máximos responsables cofrades, en mi etapa, a las autoridades andaluzas y provinciales, con cifras y datos incuestionables.
No podemos abandonar el camino emprendido, en beneficio de Cádiz y de todos los gaditanos sin exclusión, aun cuando no sean creyentes. Cádiz necesita de realidades perdurables, de mutuo beneficio ciudadano, pues como ya se definía la finalidad de la Semana Santa de la época por la primogénita Junta de Procesiones, en un documento de fecha 24 de noviembre de 1895 : «para contribuir a ensalzar los Dogmas de la Religión Católica, como así mismo favorecer los intereses de los industriales y jornales de esta Ciudad».
En definitiva, las manifestaciones de culto externo, como nuestra Semana Santa, no solo responden a los sentimientos piadosos de la mayoría del vecindario, sino que contribuyen también y de modo muy notable al desarrollo de los intereses materiales de Cádiz, porque la fama tan justamente instituida de nuestras procesiones, atraen un notorio número de visitantes con las consiguientes ventajas para la industria y comercio locales.
Última cita y prueba de lo dicho. Decía el periódico gaditano ‘La Dinastía’ de 14 de abril del año 1906 «siempre hemos opinado que en Semana Santa, con las procesiones, se beneficia la ciudad y muy principalmente los obreros, y en apoyo de esta razón apuntaremos, que independientemente de las cofradías que salieron en noche pasada, en la de ayer iban retribuidas más de setecientas personas (..)».
Feliz Semana Santa, luminosa y radiante tras las borrascas sufridas. Feliz Semana Santa de Pasión, sentimiento y penitencia, compartida con nuestros visitantes, en beneficio de todos.