La Voz de Cádiz - EL APUNTE

Una sangría en el mar

Las avalanchas de rescatados confirman la fuerza que mantienen las mafias de la inmigración

LA VOZ

Cada verano, y desde hace muchos, los gaditanos tienen la sensación de vivir en primera línea de una batalla social crudelísima, interminable. Por la zona del mundo en la que nacimos o vivimos, los habitantes de esta tierra, hace mucho que ven llegar la desesperación a sus orillas, incluso en las playas se mezcla el disfrute de unos que toman el sol para relajarse con la desesperación de otros que huyen de la muerte, la guerra, el miedo. Aunque durante los últimos años ese fenómeno se ha generalizado en otras costas –en las de Grecia, sobre todo en las de Italia– la alarma se ha quedado encendida durante semanas, meses.

La intercepción de inmigrantes ilegales en aguas del Estrecho, en las célebres pateras, en lanchas hinchables de juguete, hace más de dos décadas que ofrece un trágico recuento diario, al menos entre marzo y octubre, cuando los que se juegan la vida se animan con la teórica e incierta bonanza climática. Ayer, sin ir más lejos, fueron sacadas 124 personas del agua.

Después de unos años (la primera mitad de esta década) en los que se habló de un incremento de hasta el 300% (con la célebre avalancha en Tarifa propiciada por Marruecos), los expertos, las asociaciones y los profesionales dijeron que la vía del Estrecho perdía protagonismo. Al parecer, pasó a ser considerada demasiado vigilada, «quemada», muy arriesgada, difícil y cara. Además, el infernal conflicto sirio buscaba salidas más cercanas para sus víctimas por pasillos del Mediterráneo Oriental, justo en la vertiente opuesta al Estrecho de Gibraltar. Las mafias que se forran a costa de estos desesperados fingiendo ayudarles preferían, en España, el Mar de Alborán, pero sobre todo la vía griega o la italiana, con el dramático símbolo de Lampedusa alcanzando cifras aterradoras, con cientos de miles de rescatados y miles de víctimas mortales cada año.

Pero esta nueva situación no debe confundir a nadie. La jornada de ayer demuestra que seguirán pasando por el Estrecho, seguirán precisando ayuda y solidaridad, rescate y vigilancia. Será necesario mantener el trabajo. El primero es el de salvar vidas, que recae sobre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, además de sobre los equipos especializados o entidades como Cruz Roja. El segundo es garantizar sus derechos y el tercero es dignificar la situación de los inmigrantes. Estos dos últimos apartados recaen la administración pública. Una vez salvadas estas prioridades, es preciso recordar que la solución definitiva a esta lacra delictiva necesita de cooperación internacional y trabajo diplomático en ambas orillas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación