Ruindad política
Aprovechar un terrible atentado para lanzar proclamas políticas, de un lado o de otro, sólo esconde mezquindad
![El autor principal del atentado a las mezquitas de Christchurch, en el vídeo que él mismo se grabó](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2019/03/17/v/Cli-U30900248959oRD--1248x698@abc.jpg)
A todos nos ha sobrecogido el terrible atentado cometido el pasado viernes contra dos mezquitas en Nueva Zelanda. Estremece pensar cómo hay personas capaces de cometer semejantes atrocidades. Cada vez que ocurre un acto de este tipo, lo perpetre quien lo perpetre, lo primero siempre ... es solidarizarse con las víctimas y repudiar a los autores. Y, personal o colectivamente, reflexionar sobre qué podemos hacer para acabar con los radicalismos que tratan de aterrorizarnos y de romper nuestra democracia, nuestra sociedad. En este sentido, los primeros que están obligados a dar ejemplo son los líderes políticos. Todos deberían condenar cualquier acto de violencia sin matices ni paliativos. La mayoría lo hacen. En este último episodio, por tomar como referencia el más reciente, ha sido ejemplar la condena de cuatro de los cinco representantes de los grandes partidos: Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias no tardaron en mostrar su repulsa sin ambages, sin hacer distinciones. Es una atrocidad sea quien sea el autor. Sin embargo, el líder de Vox, Santiago Abascal, aunque también defendió la condena de cualquier atentado terrorista, aprovechó para mostrar su ‘sorpresa’ por quienes repudian la violencia cuando las víctimas son islamistas pero no cuando son cristianas. Con sus palabras, Abascal se puso a la altura de cualquier tuitero barato, cuando su posición política y mediática le obliga a estar muy por encima de ellos. Precisamente él, que ha sufrido desde pequeño las consecuencias del terrorismo, no debería aprovechar estos lamentables hechos para lanzar un mensaje político. Con el terrorismo, como con la violencia de género, no cabe el ventajismo, la división. Sólo cabe la unidad.
Y por supuesto, bajando cinco escalones y analizando las reacciones de nuestros políticos locales, el alcalde gaditano no desaprovechó la oportunidad de volver a meter la pata. Le faltó tiempo para escribir –cito literalmente–, «cuando se esparce el odio, cuando proliferan las políticas y los discursos de la extrema derecha, cuando irresponsablemente se le da voz al racismo y la xenofobia, el resultado es el sufrimiento. Un fuerte abrazo al pueblo neozelandés». Este mensaje, como casi todos los suyos, está adornado por un halo de bonhomía. Pero esconde mezquindad política. Vuelve a aprovechar lo peor del ser humano para justificar sus ideales. Como ya hizo en su día con Arnaldo Otegi. Desde que comenzó su mandato como alcalde de Cádiz, Kichi se ha autoproclamado el defensor de los débiles, lanzando mensajes como si estuviera en la barra del bar. Olvidando que, mal que nos pese a muchos, representa a todos los gaditanos. Y la inmensísima mayoría de los gaditanos es incapaz de cometer la ruindad de aprovechar una horrible tragedia como esta para cargar contra quienes no piensan como ellos.