Ramón Sánchez Heredia

Reflexión cuaresmal sobre las mujeres

Tenemos la obligación los laicos de ser sensibles y denunciar proféticamente discriminaciones que sufre la mujer históricamente

Ramón Sánchez Heredia

Este artículo va dirigido a los hombres cristianos en estas fechas cercanas al Día Internacional de la Mujer Trabajadora dentro de la Cuaresma. Analicemos, si queremos estar en comunión con la Iglesia, utilizando las palabras del portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Don José María Gil Tamayo, realizadas esta semana en rueda de prensa: «Apoyamos totalmente las reivindicaciones, especialmente en lo que toca al atropello de la dignidad de la mujer», en línea a declaraciones anteriormente del Cardenal Blázquez.

Tenemos la obligación los laicos de ser sensibles y denunciar proféticamente discriminaciones que sufre la mujer históricamente. Porque si somos seguidores de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, este siempre las trató con toda la dignidad humana, lo cual no era lo normal en su sociedad judía y en la nuestra, sociológicamente cristiana, tampoco plenamente, manteniéndose discriminaciones.

Todos decimos que la Virgen María es nuestra Madre, entonces ¿cómo permitimos y no nos conmovemos ante cualquier forma de violencia contra la mujer? Esa violencia física, esas intimidaciones y coacciones; esa discriminación económica en el salario laboral o en las pensiones principalmente viudas con sueldos de miseria, con porcentajes de precariedad y economía sumerguida; o esa violencia sexual, donde se trata a la mujer como un mero objeto, una posesión, sobre todo en la trata de personas para su explotación sexual. Una nueva forma de esclavitud. En todas estas violencias que son atentados a la dignidad del ser humano ¿cómo se olvida que una mujer nos dio la vida a cada uno de nosotros? ¿Cómo se olvida que Jesús Resucitado a quien primero se aparece es a mujeres? ¿Se recuerda que María es la primera cristiana? ¿Se recuerda a literatas, científicas, santas y demás figuras femeninas que pese a todo han hecho transformaciones históricas que han cambiado el mundo? La Iglesia como estructura es humana está en el mundo olvidándose que Jesús vino a marcar un camino de liberación del ser humano, de salvación, no sólo para los hombres sino para el ser humano. Esto se aprecia viendo el compromiso de muchas mujeres muy superior al de los hombres, como se puede ver en muchas parroquias, asociaciones principalmente sociales... pero luego es relegada a la hora de ser nombradas en puestos de dirección o de responsabilidad. Veamos ejemplos a seguir. En la Diocesis de Coria-Cáceres actualmente los laicos tienen el 40% de los puestos de responsabilidad. Dentro de ellos, el mismo porcentaje es de mujeres. No es un tema de porcentaje, sino de compromiso cristiano, de eficacia y de conocimientos.

Estamos en Cuaresma, época para mirarnos por dentro pero para que luego se refleje en hechos. Propongo cosas simples, por mera educación eliminar el lenguaje normalizado de utilizar adjetivos peyoratios para la mujer y radicalmente como insultos. Antes de hablar, pensemos en María, en tu madre o hija. Hagamos campaña activa contra las diversas formas de violencia contra la mujer, sobre todo ante niños y jóvenes, principalmente contra la explotación sexual. Por último, valoremos a amas de casa, a la función de madre o a las monjas, relegadas en la sociedad de hoy. La mujer tiene mucho que aportar en la Iglesia y no sólo de manera subordinada, abndonemos las discriminadores por acción u omisión.

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