Referentes sin valores

La mayoría de los líderes políticos de hoy día son un pésimo ejemplo para las generaciones venideras

Pablo Iglesias y Gabriel Rufián, en el Congreso de los Diputados
Ignacio Moreno Bustamante

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Sin duda, el problema es nuestro. De los de mi generación, quiero decir. Estamos ya más cerca de los 50 palos que de los 40 y hemos entrado de pleno en la fase de ‘cualquier tiempo pasado nos parece mejor’. Los jóvenes de hoy en ... día, tan hiperconectados ellos, están en realidad más lejos que nunca unos de otros. Se comunican por medio de un pequeño teclado incomodísimo y no tienen ni idea de cómo disfrutar la vida, más allá de dejarla pasar mientras no quitan ojo a la pantallita de teléfono. La música que escuchan es un auténtico bodrio, entre tanto perreo y dame lo mío mamita. Y lo que es tremendamente grave: todos los datos estadísticos y los informes especializados apuntan a que están protagonizando un retroceso en la forma de entender las relaciones de pareja, con casos espeluznantes de maltrato psicológico y físico, en no pocas ocasiones precisamente por el mal uso de las redes sociales. En España, me temo, estamos dando pasos hacia atrás en cuanto a educación y valores se refiere. Y aunque las causas pueden ser múltiples y diversas, es innegable que la falta de referentes éticos es una de ellas. Históricamente, esos referentes suelen ser los líderes de diferentes ámbitos, desde el deporte a la política. Curiosamente, en el ámbito deportivo disponemos de más espejos que nunca en los que nuestros jóvenes pueden mirarse. Pau Gasol, Andrés Iniesta, Marc Marquez... y, sobre todo, Rafa Nadal, son sin duda los más importantes. Desprenden una imagen carismática, de esfuerzo, de saber estar, de honestidad, de humildad. Sin embargo, llaman mucho más la atención figuras como la de Cristiano Ronaldo, que es justo todo lo contrario. En política ocurre algo muy similar. No llama la atención el líder moderado, correcto, respetuso. Lo hace el histriónico, el que alza la voz por encima de la de los demás. El que provoca. No sólo con sus palabras, también con sus gestos, hasta con sus atuendos. El que jalea en pleno Congreso de los Diputados, el que utiliza públicamente a sus hijos para llamar la atención. No hay líderes sólidos hoy día. No existen referentes que puedan aportar valores a las generaciones que vienen detrás nuestra. ¿Qué cabe esperar de quien justifica o minimiza los atentados terroristas de ETA para pactar con ellos con el único objetivo de alcanzar el poder? Es imposible que alguien que hiperboliza la corrupción del partido contrario y justifica la del propio pueda ofrecer ningún valor positivo. Estamos en los tiempos del todo vale. Lo estamos viendo día a día. Lo cual es una desgracia para los españoles de hoy. Pero una auténtica hecatombe para los del mañana, cuando los jóvenes que están creciendo en estos tiempos sean los que manejen el poder. Nosotros sí tuvimos buenos referentes de todo signo político. Y aún así fíjense cómo estamos. Según pasen los años me temo que todo esto sólo puede ir a peor. Todavía peor.

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