Recuperar la memoria

Visitas como la de ayer muestran el escaso valor que damos a un gran tesoro histórico-político

La Voz de Cádiz

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La sociedad gaditana parece que nunca termina de saldar su deuda pendiente con la Constitución de 1812, la que marcó su momento de mayor protagonismo en la Historia de España. Ayer, con la visita del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tuvo la ocasión de volver a recordarlo, de reivindicar una memoria esencial que apenas ha sido reclamada desde los actos del Bicentenario, de los que han pasado ya seis años que parecen otros tantos siglos. El pueblo, el que no aparece a diario en las fotos institucionales, debe convertir ese tesoro y ese patrimonio intangible en un orgullo que se mantenga en los años sucesivos a cada celebración concreta y esporádica. El Ayuntamiento y la Junta de Andalucía no han conseguido poner a la sociedad civil y a la ciudad en el sitio que se merece por ese episodio histórico que, sin duda, le da un protagonismo relevante a lo largo del tiempo. La conmemoración de los 200 años de la Constitución de 1812 tuvo momentos de brillante ceremonia en el Oratorio de San Felipe y atrajo entonces a las principales autoridades del país. Ayer, esos momentos fueron recuperados parcialmente por la presencia de Rajoy. Ya no eran los Reyes de España y el resto del Gobierno de la nación, o la presidenta de la Junta. Con todo, con estos momentos y sin ellos, Cádiz debe mantener vivo el eco del Bicentenario porque traspasa fronteras regionales, nacionales e incluso internacionales.

Tras la celebración de los grandes actos del Bicenteario de la proclamación de la Constitución de 1812, Cádiz se resituó en el mapa de la historia y a ese lugar debería volver de forma casi cotidiana, con una programación cultural y turística que no suele existir. Es preciso reclamar que lugares como el Oratorio representan el momento de mayor importancia política e histórica de la que ha gozado nunca la capital gaditana. Los vínculos con Hispanoamérica que creó son indisolubles. Cádiz recordó ayer su deber de recuperarse cada poco tiempo como escenario principal de actos de calado con la presencia de personalidades que dejen una impronta especial y de mandatarios de todos los signos que protagonicen eventos y fotografías que recorran el mundo, que nos refresquen tan honorable memoria. La ciudad debe vivir más su historia y los gaditanos, disfrutarla, mostrarla y conocerla con un legítimo e indisimulado orgullo colectivo.

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