Opinión

La realidad y el deseo

Para la filosofía clásica, la realidad es considerada en estrecha relación con la esencia y la existencia

Coincidiendo con el inicio de nuestra cruel Guerra Civil se publicó por primera vez, la obra poética del insigne autor sevillano Luis Cernuda, ‘La realidad y el deseo’. Otro exiliado más que sirvió de norte y guía para generaciones posteriores de poetas rebeldes en una ... España gris.

Para la filosofía clásica, la realidad es considerada en estrecha relación con la esencia y la existencia. Todo lo que existe es real, todo lo que tiene esencia puede existir, aunque sólo sea en lo recovecos de nuestra mente. El deseo es bien distinto, es la consecuencia final de la emoción. Para Eduard Punset «El deseo nos saca de nosotros mismos, nos desubica, nos dispara y nos proyecta, nos vuelve excesivos, hace que vivamos en la improvisación, el desorden y el capricho. Es la máxima expresión de la libertad más absoluta llevada al paroxismo. El deseo reivindica la vida, el placer, la autorealización, la libertad». Pero a su vez nos hace esclavos de lo deseado, nos nubla la vista y nos hace distorsionar lo que perciben nuestros sentidos. Lo que tenemos casi al alcance de la mano lo convierte en algo cada vez más lejano, por lo deseado somos capaces de sufrir hasta la extenuación. Nuestro país se encuentra entre la realidad y el deseo. Nuestros políticos, por culpa de sus deseos, desfiguran nuestra realidad hasta hacerla inalcanzable. Tener los pies en la tierra y sentir como propias las necesidades acuciantes de una sociedad a la que le deben rendir cuentas no está entre las prioridades de esta casta política.

Ellos creen jugar en otra liga, en la de las ambiciones de poder, en la de crear problemas de artificio en pro de sus intereses, en la de no percibir la cotidianidad de la calle como asunto prioritario. Ellos se movilizan a través de sus deseos, esos que las encuestas adornan a su antojo, esos que la corte de sus adláteres les susurran al oído dando la pugna por ganada. Cuando los emperadores y generales romanos aparecían ante el pueblo enfebrecido y eran aclamados triunfalmente, el esclavo que sostenía sobre sus cabezas la corona de laurel les susurraba al oído «recuerda que eres mortal» (‘memento mori’). Después del fracaso más estrepitoso, una vez pasado el ridículo de no hacer con decencia lo que les había encomendado las urnas, nos vuelven a convocar, como si los equivocados fuéramos nosotros que no atinamos con sus deseos. Si las encuestas dicen la verdad el escenario será el mismo con idénticos protagonistas. Si nada lo remedia la parálisis podría convertirse en norma.

Ahora han reparado que se deben a nuestro país y a su ciudadanía. ‘Más país’. ‘Ahora España’. ‘España Siempre’. ‘Ellos o nosotros. Todos’. ‘Vamos ciudadanos’. El ‘España suma’, fracasó.

¡Que el destino quiera por fin que la realidad y el deseo se unan por el bien de todos! ¿Mi tierra?/ Mi tierra eres tú/ ¿Mi gente?/ Mi gente eres tú/ ¿Y mi vida?/ Dime, mi vida/ ¿Qué es, si no eres tú?

(‘Contigo’. Luis Cernuda).

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