Ignacio Moreno Bustamante
Razón frente a la sinrazón
En días tan duros como los que nos están tocando vivir a causa de los atentados, solo podemos –y debemos– hacer una cosa: estar unidos
![Rajoy comparece junto a Puigdemont:](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2017/08/20/v/ignacio-domingo-kEMI--1240x698@abc.jpg)
En días tan duros como los que nos están tocando vivir a causa de los atentados terroristas en Cataluña, solo podemos –y debemos– hacer una cosa: estar unidos. Todos. Españoles, europeos y ciudadanos del resto de países del mundo. Juntos contra el fanatismo. No queda otra que contrarrestar el mensaje de terror lanzado por estos asesinos con otro mucho más potente, el de la unidad frente a ellos. En momentos así da igual la ideología de cada cual. Ya habrá tiempo de seguir batallando por nuestros independentismos, nuestras corrupciones, nuestras políticas de empleo o nuestros impuestos. Ahora no. Ahora toca dejar claro que cada día que pasa es uno menos para acabar con ellos. Todo debe pasar a un segundo plano cuando lo que se pone en riesgo es nuestra libertad. Nuestra paz. Nuestra vida.
Afortunadamente, los líderes de los grandes partidos políticos españoles han sabido estar a la altura. Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera, en este asunto sí, han mostrado una firmeza y una unidad sin fisuras. Por supuesto, el Rey Felipe VI. Y también la inmensa mayoría de los dirigentes de otras administraciones lo han hecho. Desde la catalana, con Puigdemont y Ada Colau como cabezas visibles, al último municipio de nuestro país. Entre ellos Cádiz, cuyo alcalde también ha tenido una reacción digna de elogio.
El primer paso para demostrar esa unidad tan necesaria es que sea la cabeza la que guie nuestros actos. No las tripas. Ni siquiera el corazón. Contra la sinrazón, razón. En momentos así es muy fácil que muchos se dejen guiar por el odio, incluso por el miedo, y propongan –lo estamos viendo en las redes sociales– medidas radicales para acabar con el terrorismo islamista. Y eso sólo tiene un nombre. Se llama racismo. Si estos macabros atentados consiguen que un ciudadano reaccione culpando de todo a la sociedad árabe por el simple hecho de serlo, estará triunfando el mal.
Para que esta locura acabe solo hay un camino, y es dejar trabajar a los que saben de esto. A los servicios de inteligencia y a los cuerpos de seguridad. Todos los demás sobramos dando nuestra opinión sobre qué se debe hacer. El papel de los profanos en matería antiterrorista –que somos el 99,99% de nosotros pese a que en Twitter pueda parecer otra cosa– es el de estar unidos, el de apoyar a las víctimas, el de repudiar a los asesinos y también a los que quieran aprovechar para sembrar más odio y racismo.
Si dejamos que se extienda la idea de que la solución es echar a todos los musulmanes de Europa o quemarles sus comercios, entonces sí que estamos abocados a un futuro muy negro. Para todos. Y estaremos retroceciendo varios siglos.