Quinta del 68

Conozco a Guillermo Sánchez desde que fuimos compañeros en el Colegio del Pilar

Julio Malo

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Willy nos acaba de dar un susto morocotudo, un accidente de moto le catapultó a la UCI del hospital La Paz de Madrid, durante mi precipitado viaje llegaban malos presagios, pero ya en la puerta del sanatorio un grupo de colegas me tranquilizó, por suerte ... y contra todo pronóstico nuestro veterano amigo se encontraba fuera de peligro y en breve sería trasladado a planta lleno de pupas que iban a curarse. No es la primera vez que supera una buena paliza, durante la espera recordamos otra particularmente sonada. Conozco a Guillermo Sánchez desde que fuimos compañeros en el Colegio del Pilar, me enseñó a jugar al mus en la trastienda del Bar Cirilo donde un vaso de Valdepeñas con tapa costaba una peseta, recuerdo ese madrileño Barrio de Salamanca más entrañable y provinciano. Pocos años después, nos encontramos de bruces en la algarabía universitaria de aquella primavera de 1968. Durante una manifestación, el bueno de Guillermo fue prendido por los grises quienes le condujeron a un furgón y allí mismos agentes de la Brigada Político Social le atizaron con saña. Mi amigo era el típico niño de "buena familia", y su padre un personaje influyente, pero esto solo se supo cuando llegó maltrecho a la Dirección General de Seguridad. En todo eso pensaba cuando al verle por fin, nos dijo: parece que me he salvado, los veteranos de las barricadas del 68 no caeremos nunca.

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