OPINIÓN

Quijote británico

En Inglaterra la obra de Cervantes es apreciada por el público en general pero especialmente por los escritores y los eruditos

El pasado 23 de abril celebramos una vez más de forma gozosa el Día Internacional del Libro. Algunos cuestionan el interés de los días temáticos que pautan el año a modo de santoral laico, muchos de los cuales son producto de intereses mercantiles vulgares para ... promover el consumo. Otros sin embargo si cumplen un objetivo de divulgación y reivindicación que les da sentido, como precisamente éste que festeja el valor del libro cual preciado tesoro y el placer de leer o de contar historias. Más aún en estos tiempos en los cuales se abre camino una conciencia de amor al libro y a la lectura tras la crisis desatada por la revolución digital.

Destaca el acto de Lectura Continuada del Quijote que tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid durante tres días consecutivos. Precisamente se escoge esa fecha porque Miguel de Cervantes falleció el 22 de abril de 1616 y fue enterrado el 23, día en el que murió William Shakespeare , aunque no hubo tanta coincidencia temporal puesto que en Inglaterra regía el calendario juliano y ese día corresponde al 3 de mayo del calendario gregoriano vigente por estas tierras. Lo cierto es que mientras en las Españas del siglo XVII el Quijote era simplemente un libro de humor y entretenimiento, los escritores y críticos ingleses descubrieron unas cualidades literarias que solo algo más tarde resultan universalmente reconocidas.

En la comedia ‘The Epicene or the Silent Woman’ de 1610, obra del dramaturgo, poeta y actor Benjamin Jonson (1572-1637), uno de sus personajes habla de «encerrarse un mes en su habitación leyendo a Amadís de Gaula o Don Quijote». Al año siguiente, en ‘The Alchemist’ vuelve a referirse a nuestros dos caballeros andantes. En 1623 un incendio destruye la biblioteca de Ben Jonson quien triste y abatido, en su texto ‘Execración a Vulcano’, alude con pesar a «la sabia librería de Don Quijote» y «a toda la suma de la caballería andante, con sus damas y enanos, sus bajeles y muelles encantados, los Tristanes, Lanzarotes, Turpines y los Pares, los locos Rolandos y los dulces Olivero».

Jonson, para la crítica de nuestros días, es el segundo de los autores dramáticos ingleses en su época; para sus contemporáneos fue el más eminente en todos los géneros, el escritor por excelencia. Se conoce también que en 1611 aparecen otras tres comedias inspiradas en las aventuras de Alonso Quijano, de los autores: Fletcher, Nataniel Field y Massinger. Todos ellos debieron leer el original de Miguel de Cervantes, ya que la primera traducción es de 1614.

La publicación en castellano de la segunda parte del Quijote, editada en Bruselas en 1616, fue recibida en Inglaterra con mayor entusiasmo que la primera, antes aún de su traducción al inglés por Shelton en 1620. Llama la atención que el éxito del Quijote en España en vida de su autor se limita a círculos populares , considerada como un relato satírico de aventuras, que desdeñan tanto los otros escritores de la época como los lectores que pertenecían a la nobleza, mientras que en Inglaterra la obra de Cervantes es apreciada por el público en general pero especialmente por los escritores y los eruditos . A pesar de la rivalidad entre los Austrias y los Tudor, que había pasado por la guerra entre Felipe II y la reina Isabel, incluyendo la ‘Armada Invencible’ y el saqueo de Cádiz, el Quijote de Cervantes alcanza la gloria literaria entre los intelectuales británicos.

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