TRIBUNA LIBRE

Queridas navidades, reyes y saludable 2020

Son más de dos milenios de celebraciones, aunque no todos coinciden con los orígenes

JOSÉ MARÍA ESTEBAN GONZÁLEZ

En estas fechas que giran en torno a las felices navidades y a la preparación psicológica del recién llegado 2020, lo deseado es agregarnos a la familia y amigos, junto a recuerdos, devociones y sobretodo cariño compartido.

Cualquiera que sea la inclinación ideológica o religiosa ... de cada cual, en principio una paradoja, como muchas de la historia, todos las celebramos para reunirnos y compartir un sentimiento de familia y hermandad amplia y gozosa. Son más de dos milenios de celebraciones, aunque no todos coinciden con los orígenes.

No está muy claro que Jesús naciera el mismo día 25, hace 2.019 años. Ni siquiera que Maria y José, estuvieran empadronándose en su ciudad natal, que estos actos se hacían en otras fechas. O que unos Reyes orientales la visitaran una semana después. Parece que hay una clara asimilación cultural que establece esta fecha del vigesimoquinto día de diciembre, con el nacimiento del dios sol persa Mitra. También y más cercano, podría coincidir con la efemérides del final de las saturnalias, fiestas paganas romanas en homenaje a Saturno, dios de la siembra y cosecha, con la renovación de la luz y la llegada próxima del año, que se celebraban con comidas y regalos, idénticamente que ahora. Es más que evidente que ese origen si lo compartiríamos todos, pero la religión es la religión, suma de respuestas sobre dudas existenciales y agregación de historias y culturas anteriores.

Independientemente de lo que cada uno crea, algunos creemos en lo que nos han criado, o sea que Jesús nació el 25 de Diciembre en Belen, deberíamos centrarnos básicamente en dos cosas: primero el cumplimiento de ritos más o menos apetecibles para querernos, y segundo un balance del año que se va, con intima renovación de buenos deseos para el que viene.

En primer lugar, deberíamos actualizar ese espíritu de generosidad compartiendo lo mejor que tiene nuestra humanidad, es decir queriéndonos un poco más. Quererse, fuera de su significación antropológica en sí, no es fácil. Ni siquiera está de moda, ya que huele todo mucho en estas fechas, a objetiva cita comercial y a consumismos e intereses de otros géneros y de otras gentes, que no es solo cariño, aunque todos lo compartamos.

Navidad viene de «Nativitas» que significa nacimiento. Debería ser mejor, un renacimiento, cambiando muchas maneras de entender este mundo. Una mejor proporción del reparto para sanear y zurcir tanto descosido suelto, por el que salen deditos oscuros o claros, que reclaman no tener que moverse en viajes mortales, de abajo arriba

Casi todo el mundo, incluso los chinos, celebran estas fiestas en el mismo tiempo. Querernos, debiera consistir en ahorrar en lo que no necesitamos, dándolo a los que lo necesitan. No solo por el cambio climático, sino por frenar este vendaval que se va generando en el mundo. Odios, violencias, guerras y desigualdades, que hacen más daño, que un verdadero calentamiento global. No solo estar pendientes del paquete que llega o que sale con sus cartones desechados. Esto si hace un directo desgaste de recursos en la conciencia global y los autónomos locales.

En cuanto al segundo aspecto, el de balance del año pasado y lo por venir en el 2020, como intima reflexión de lo hecho y debe hacerse en el próximo año, es igual de preocupante. Cada uno se propone metas y retos en el año. No lo digo en el sentido de mejorar el aspecto físico, sino el mental, con proactividad y generosidad compartida. Ver como se suceden los hechos en el tiempo, que no avanzan como deseamos, es muy penoso.

Hablar de muchos temas en la ciudad de Cádiz o para la propia provincia, es como los resultados de los informes PISA en educación, seguimos en la cola. Recordar cuantos temas no se hicieron en el 2019, que ya hemos sacado en anteriores artículos, nos puede hacer pesados y machacones. Quizás lo realmente importante es determinar cuáles son las causas por las que estos asuntos se quedan en las intenciones, igual que las denuncias se refugian solo en las letras de los libretos de carnaval y sus puestas en escenas.

Todo lo que aquí se emprende tiene un tempus dulce, suave, y siempre delirantemente lento. Tan lento que estamos acostumbrados a que importen más los trayectos previos que los destinos. ¿Puede ser su causa nuestra forma de entender las necesidades? ¿Quizás el tiempo que dedicamos a reclamar lo mejor, no sea suficiente? ¿Seguimos siendo islas de un archipiélago en el que la unión de fuerzas y esfuerzos, no tiene la potencia que debiera? Tengo la impresión que Cádiz vive un continuo ensayo, donde las energías se sumergen en el rito de la reclamación literaria, pero no en hechos eficaces. Cada uno pertenecemos a un grupo homogéneo, como gotas de diferentes aceites. Aplico el aserto atribuido a Julio Cesar, «divide y vencerás». No somos capaces de generar líquido común, o mejor dicho sólido estable, para transformar con mayores garantías esta ciudad.

No haré una relación de temas pendientes y deseables para 2020, creo que ya Uds. los tienen en su memoria, si no repasen la hemeroteca. Si al menos se iniciaran dos o tres, generarían un ánimo y satisfacción social por lo querido y esperado. Para el 20, en mi caso, pido además del primer aspecto de este escrito: querernos verdaderamente, rompiendo esas membranas protectoras de cada gota de aceite, la salud por delante por supuesto, -que eso sirve para empujar en todos lados-, pido repito, unión de fuerzas de todos para conseguir de verdad con un número social significativo. Esta ciudad requiere ser percibida con todos sus mundos agregados y no dispersos.

Si Valcarcel es visto solo como un problema de la Universidad; si la ciudad de la Justicia solo es de los que aplican las leyes; si el Hospital, sea allí o aquí, que debe esponjarse más y mejorar mucho en recursos, es un tema de sindicatos; si el empleo; la vivienda; o los colegios son solo temas de listas y números, por decir algunos, creo que pocas cosas se podrán conseguir. Los últimos años y los actuales, las peleítas de todos contra todos, nos han enfrentado inútilmente, No digo nada en este país. Esas son las barreras que hay que romper, al menos los propios ciudadanos, sean los sectores culturetas, los artísticos, los capillitas, carnavalescos, inmobiliarios, empresariales, etc. y así isla tras isla en este archipiélago débil y desconexo en que nos hemos convertido, sea tierra firme. Y que vayan apuntando los líderes. Contrario a lo que dijo Julio Cesar hace más de dos mil años, reutilicemos el otro, sea de Esopo o de los holandeses de: “La unión hará la fuerza”.

¿No les parece a Uds. esta una buena carta a los Reyes Magos?

Muy Queridas Navidades y Saludable Año Nuevo.

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