El Apunte de La Voz
Queda inaugurado este tapón
La imprevisión municipal durante diez años crea un punto negro de tráfico en la carretera industrial
Tuvieron todos los años de construcción del segundo puente sobre la Bahía. Tuvieron los dos años que ya lleva abierto al tráfico. Y nada. Ni los dirigentes municipales anteriores a 2015 ni los posteriores han sabido poner el menor remedio a un problema cada vez mayor. La renovación de los accesos internos a la capital gaditana desde el nuevo viaducto son manifiestamente insuficientes. Ya no en Carnaval o fechas festivas. A diario. La creación de una nueva conexión entre el istmo y la península, el segundo puente, no estuvo acompañada de la revisión de las conexiones urbanas. Y tiempo tuvieron (ocho años de obras y dos abierto). El resultado es un creciente y persistente caos alrededor de la carretera industrial, donde los atascos empiezan a convertirse en un clásico durante demasiadas horas de demasiados días del año.
Ya sucede en las escasas horas punta de la capital gaditana en cada jornada laborable y en los momentos más complicados del verano. Por supuesto, en cada fiesta masiva, ya sea en febrero, Semana Santa o Navidad. Cádiz es una ciudad en la que cuesta entrar y salir mucho más ahora, con dos puentes, que cuando tenía sólo uno, hace dos años escasos. Aunque parezca un sinsentido, el viaducto de la Constitución de 1812, en vez de tapar carencias las ha mostrado. Lo peor es que todas eran conocidas y evitables. Incluso tenían nombre: avenida de Huelva y avenida de Astilleros (o carretera industrial). La primera había que prolongarla, así estaba proyectado. La segunda había que ensancharla, así estaba proyectado. En ninguno de los dos casos se ha llegado a tiempo.
La más importante es la de la carretera industrial o avenida de Astilleros por ser la conexión del nuevo puente con el casco antiguo. Su reforma está pendiente desde hace demasiado tiempo. La inauguración, con notable retraso, de la nueva estación de autobuses mañana pondrá de manifiesto lo tarde que llega la ciudad a su mejora. Al tapón diario habrá que añadir varias decenas de grandes vehículos de transporte colectivo a diario. La configuración geográfica es complicada, cierto, pero el trabajo pendiente es demasiado. Ojalá que la puesta en marcha de la estación de autobuses sea el definitivo –por más que retrasado– banderazo de salida para el inicio de la solución. La adaptación de la carretera industrial y, con ella, la plaza de Sevilla, además de la prolongación de la avenida de Huelva. Hace ya demasiado que son inexcusables, innegociables y urgentes.