El Apunte

El PSOE y la política de sainete

Si su rechazo al alcalde es tal sólo tiene que mover un dedo. Si no lo hace, todo es campaña

Resulta impactante que personas con toda la capacidad de cambiar una situación la critiquen y lamenten, la vilipendien, la censuren, la desprecien y despellejen. Resulta llamativo que los únicos dirigentes públicos que pueden modificar un empeño que consideran desastroso sean los únicos que lo mantienen y los únicos que claman contra él. Son los únicos corresponsables de lo que sucede y los que más gritan. Se declaran escandalizados casi cada mañana pero no mueven un dedo cuando está en su mano que la realidad sea otra distinta. Si José María González Santos es alcalde de Cádiz es gracias al PSOE. Fue el voto socialista el que propició ese nombramiento. El hecho de que los dirigentes regionales, provinciales y locales de los socialistas carguen ahora contra el alcalde no cambia ese hecho legítimo ni lo cambiará nunca. Simplemente fue y es. Simplemente, los socialistas son los únicos en situación de evitar que siga siendo. Si no actúan, al menos que tengan el detalle de chillar menos. Por mucho que hablen nadie va a olvidar que el único cambio posible, real, es que deshagan el paso que dieron. Si no se atreven.

Durante estos días, los gaditanos han escuchado a la presidenta de la Junta calificar de ignorante y malvado al alcalde de Cádiz. El delegado de la Junta en la provincia, Fernando López Gil, se ha burlado de su incapacidad, incluso ha ironizado con su condición de comparsista. El portavoz local de los socialistas ha repetido por enésima vez que la ciudad se mueve entre el ridículo, la incapacidad, el abandono y el caos.

¿Tiene sentido que las mismas personas que pronuncian esas palabras sostengan con su voto al alcalde cuando sólo necesitan una conversación telefónica para que deje de serlo?

La respuesta es que sí. Tiene un sentido electoral. Estamos en campaña, quizás sea eterna, distanciarse de Podemos es esencial para el PSOE, en serio peligro de ser devorado por los nuevos hijos de la vieja izquierda.

En una situación así, cualquier ataque resulta comprensible y cualquier descalificación se entiende como parte del juego. Del juego de los dirigentes políticos. Porque los ciudadanos viven al margen de esa trifulca teatral. Sólo los muy sectarios, o los muy cándidos, pueden olvidar durante estas refriegas de sainete que el alcalde tiene tal condición porque los socialistas lo permiten.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios