Opinión
Prorróguese
El pliego de limpieza es el mismo de hace cuatro años; el Ayuntamiento ha sido incapazde sacar adelante uno nuevo, con el evidente deterioro que está sufriendo la ciudad
Esta semana el Tribunal de Contratación Pública de la Diputación de Cádiz ha anulado el intento del Ayuntamiento de la capital de colar ‘de estrangis’ y por vía de urgencia el nuevo pliego de limpieza. De urgencia querían que fuera, porque claro, el actual caducó ... allá por el año 2016 y no les ha debido dar tiempo a elaborar y presentar en condiciones el nuevo. El último que se aprobó con todos sus avíos fue en la época de Teófila Martínez. ¿La recuerdan? Aquella señora que llevó a los niños de Cádiz al borde de la hambruna. Desde entonces, prórroga tras prórroga. En 2016, prorrogado. En 2017, prorrogado. En 2018, prorrogado. En 2019, prorrogado. Hasta el infinito y más allá. Hasta que la porquería nos llegue a las orejas. Hasta que la peste por los orines de perro nos asfixie definitivamente, más en estos meses de calor. Porque mientras se prorrogan los contratos, no se avanza, no se renueva la maquinaria, no se refuerzan los equipos de limpieza, no se elaboran nuevos planes. Y Cádiz está más sucia que nunca en las últimas décadas. Increíblemente sucia. Tristemente sucia. No lo verá usted en las zonas más céntricas, más turísticas. Pero callejee un poco. Dese una vuelta por las calles perpendiculares y paralelas a la Avenida, por ejemplo. Y lo comprobará. ¿Recuerda usted cuándo fue la última vez que baldearon su calle? Pues eso.
El nuevo concejal de Hacienda en el Ayuntamiento es un señor llamado José Ramón Páez. Que se sepa, hasta el año 2015 no había pisado Cádiz. Ahora, tras cuatro años como asesor de Kichi, por lo visto es el que más sabe de contrataciones en toda la ciudad. Y controla los tecnicismos a la perfección. Asegura solemne que «el dictamen nos obliga a retrotraernos al momento de aprobación del expediente por procedimiento ordinario». Y dice también –esta es muy buena–, que «fue la oposición la que nos apeló y nos exigió que se llevaran a cabo los trámites con la mayor urgencia posible». Si lo traducimos a lenguaje de la calle, de sus vecinos y vecinas que le han votado y de los que no, esto viene a significar algo así como «hemos metido la pata hasta el fondo, pero ya lo arreglaremos –o no–. Y por supuesto la culpa no es nuestra». La historia de siempre con estos señores. Incapacidad de gestión, torpeza en la ejecución, pasotismo en los temas que les competen, excusas y palabrerías. Y mientras tanto, la ciudad deteriorándose a ojos vista. Pero no hay problema, también saben perfectamente Kichi, Páez, Navarro, Ana Fernández y el resto de concejales y asesores que en esta ciudad no hay que hacer. Con parecer que se hace es suficiente. Se roza la mayoría absoluta y a vivir cuatro años. Aunque nos coma la mierda. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y si Kichi dice que Cádiz no está sucia, es que no está sucia. Y punto.