El Apunte
Profesionales del robo con veintitantos
La investigación comandada por la Guardia Civil de Cádiz ha desarticulado una red de delincuentes que apenas superan los veinte años
La ‘operación Bahirosky’ que ha comandado los agentes de la Unidad de Patrimonio de la Guardia Civil de Cádiz y que se ha dado a conocer esta semana ha desarticulado una red de delincuentes, reincidentes, profesionales del robo, que se dedicaban a reventar comercios y ... a robar coches por toda Andalucía. En total se les imputan más de 60 delitos cometidos aunque podrían ser más. Se han detenido a 14 personas. Miembros de las conocidas bandas del BMW y del Seat que ya fueron también desarticuladas por estos agentes en dos investigaciones anteriores. Hasta ahí es la lectura más policial. La de una laboriosa y eficiente investigación e instrucción judicial que ha quitado de la calle –al menos por un tiempo– a estos ladrones expertos a arruinar el trabajo y el esfuerzo de los demás rompiendo escaparates y llevándose todo lo que podían de estos negocios. Sin embargo, hay otra lectura que es bastante preocupante. La mayoría de los implicados, los miembros de estas dos bandas, reagrupadas en una, no superan la mayoría los 30 años. El líder tiene 25 años y nada menos que 65 detenciones a su espalda. Todos tienen más o menos el mismo perfil. No se les conoce un trabajo oficial ni tampoco estudios que les lleve a cambiar de vida. Además muchos de ellos tienen hijos pequeños a su cargo. Un panorama desolador y con un futuro nada esperanzador. Pero es que además han sido cazados varias veces ya haciendo lo mismo. Por lo que no se les presume tampoco que tenga mucha intención de reinsertarse en la sociedad. Aunque pasen una temporada en prisión y vuelvan a salir.
Volvemos por tanto al eterno debate de la reinserción y de si el sistema penal y carcelario español sirve para algo en estos casos. Aunque en primer término depende siempre de la voluntad propia de cada uno –hay quien no tiene ningún escrúpulo en ser toda su vida un delincuente– muchas otras voces apuestan porque las administraciones pongan más empeño en programas sociales que realmente sean útiles y puedan sacar de la espiral del delito a todo el que se está arruinando la vida. La suya y la de los demás.