OPINIÓN
¿Presos políticos?
En el Código Penal no hay ni un artículo que penalice el pensamiento político
Se dice que a base de repetir constantemente una mentira, ésta se convierte en verdad. Y eso es, precisamente, lo que pretenden los independentistas con el discurso repetido, cansino y carente de sentido, sobre los presos políticos. En todo momento los Rufián, Tardá, Puigdemot y demás tropa secesionista aprovechan el micrófono de turno, la columna de turno e, incluso, el escaño de turno para vendernos, y perdónenme la expresión, de que Junqueras y los sietes ex consejeros están en prisión por sus ideas políticas.
Miren ustedes, en el Código Penal español no existe ni el más mínimo articulo que penalice en este país el pensamiento político. No se puede sostener dicha acusación en un solo delito tipificado en nuestro Ordenamiento jurídico. O acaso no piensan que si ese artículo existiera, aunque fuese en cubierto, no se habrían creado algún ‘gulag’ en alguna población donde Lenin sigue vivo y donde, por el simple hecho de pensar de manera distinta, te mandan al más vil de los ostracismos.
En este país, donde todavía quedan vivas aquellas personas que, de verdad, fueron presos políticos en el régimen franquista, me parece un insulto a la inteligencia y a la memoria de tantos, que terminaron en prisión o murieron durante la Guerra Civil y la posterior dictadura, el hablar de presos políticos tan a la ligera.
El preso político es aquella persona que es arrestada o metida en prisión simplemente por lo que piensa, sin haber cometido ningún tipo de delito y, únicamente, por considerarlo el Estado autoritario una amenaza para el sistema político. En el caso de estos ‘presuntos’ rebeldes, malversadores y secesionistas, están siendo procesados por haber cometido delitos que si están recogidos entre los delitos que se establecen en el Código penal. Se les imputan los delitos de secesión y de rebelión, delitos muy graves dentro de nuestro Ordenamiento, y por los que se han abierto diligencias contra ellos. En ningún momento se les ha detenido tener pensamientos independentistas si no por levantarse contra la Constitución, la norma de todas las normas, y pretender desmembrar nuestro país.
Por otro lado, si están en prisión se lo deben a Puigdemont y a los cuatros exconsejeros, y a su huida cobarde a Bruselas. Con esta acción, encaminada a eludir a la Justicia, han hecho que el Ministerio Fiscal y la Juez de la Audiencia Nacional hayan observado un posible riesgo de fuga de los que aquí se quedaron y les haya llevado a solicitar y decretar la prisión incondicional.
Lo que se pretende desde estos sectores independentistas con esto es buscar los necesarios mártires de la ‘república catalana’ y, por ende, desprestigiar al resto de España.
Es curioso que se le achaque a España la existencia de unos presuntos presos políticos y, sin embargo, no se vean en otros países de gobiernos de izquierda. Es una falta de consideración e, incluso de respeto, para todos aquellos venezolanos, cubanos, norcoreanos, entre otros, que están en prisiones tercermundistas e, incluso, han terminado condenados a muerte por tener diferentes ideas políticas que las que predica el líder supremo del país.
Por favor, no se confundan y no nos confundan. En España no existen los presos políticos, lo que existen son políticos presos. Personas que se dedican a la política pero que han cometido delitos tipificados y que han terminado con sus huesos en prisión, al igual que cualquier otra persona que, con independencia de su profesión, haya cometido el mismo delito.