Ignacio M. Bustamante

Prepararnos más y mejor

Hoy es probablemente el día que más personas humanas, gente y genta, vecinos y vecinas, veraneantes y veraneantas, turistas y turistos, se concentran en Cádiz.

Ignacio M. Bustamante

Hoy, domingo 14 de agosto, justo ahora y en este momento, es probablemente el día que más personas humanas, gente y genta, vecinos y vecinas, veraneantes y veraneantas, turistas y turistos, visitantes y visitantas, se concentran en los casi 7.500 kilómetros cuadrados que abarca la provincia de Cádiz.

A falta de estudios fiables basados en el ojo de buen cubero del político de turno o en estadísticas de tres al cuarto, podemos convenir que la población de Cádiz se multiplica tal día como hoy por cinco o por seis. En unas zonas más que en otras, obviamente. No busque usted muchedumbres esta tarde en la calle Porvera de Jerez, pero eche un ojo a la playa de Los Caños, por poner un ejemplo. O de La Barrosa, por poner una ejempla. Hasta arriba. Y para días como hoy, o mañana, o el verano en general, debemos prepararnos mucho más y mucho mejor. Porque es vital que nuestros visitantes se lleven una grata impresión y se sientan bien atendidos. Tanto como que los autóctonos percibamos que merece la pena la ‘invasión’. Lo del levantazo no tiene remedio. Pero el resto de cosas sí. Y en general, el exámen no lo pasamos con buena nota. El primer suspenso se lo lleva la hostelería, uno de los pilares sobre los que debe asentarse el turismo de calidad. Bien sea por las condiciones laborales de los empleados, bien por su falta de formación o compromiso, lo habitual es que cuando nos sentemos a comer en cualquier establecimiento de la costa de Cádiz, recibamos un pésimo servicio. Los empresarios hosteleros exigen y exigen colaboración a las administraciones, pero su grado de compromiso con el cliente no es acorde a esa exigencia.

En verano, además, no todo es ocio. Por desgracia también hay quien no tiene más remedio que visitar centros de salud u hospitales y la atención en estos meses es realmente mejorable. Los recortes del SAS los padecen los pacientes y los propios profesionales sanitarios, que en muchos casos se ven desbordados por la falta de sustituciones de los que están de vacaciones. También nos queda mucho camino por recorrer a la hora de reaccionar ante imprevistos. En estos días hemos vivido el vuelco de dos camiones. Uno en la autovía de San Fernando y otro en la autopista de Sevilla. En ambos casos se tardó una eternidad en retirarlos, provocando retenciones y, en el primer caso, un gran colapso de tráfico. Miedo da pensar que un día ocurra alguna desgracia mayor. Sencillamente no estamos preparados. Para todo esto están, deberían estar, nuestros políticos. Esos que piensan que todo gira en torno a sus propios intereses. Esos que no son capaces de ponerse de acuerdo para nombrar un gobierno. O en el caso de Cádiz, esos que piensan que dirigir la ciudad es poner música bucólica al anochecer a través de la megafonía de la playa o colocar la bandera del Cádiz en el mástil más alto de la ciudad.

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